19 enero 2011

Mucho por aprender

"Nacemos para amar. Y para ser amados. El amor no es un capricho ni un lujo. Por el contrario es algo central para la supervivencia de nuestra especie. La naturaleza ha previsto que las madres se enamoren de sus bebés desde el nacimiento y que sea este amor el que modele el crecimiento de la criatura."*


No hay duda, la mayoría de nosotros fuimos criados en la cultura del desapego. A nuestras mamás y papás les metieron en la cabeza que sus bebés lo único que necesitaban de ellos era leche de tarro y una cuna en el cuarto de al lado, llena de juguetes pero sin cercanía, ni apego. Los convencieron de que si nos llenaban de mimos, de cariño, de besos y abrazos, durmiendo en la misma cama con ellos, recibiendo teta a demanda, estarían criando a unos pequeños tiranos. Nuestras madres, muy a pesar de sus propios sentimientos e instintos, nos dejaron llorar en la cuna para dormir la noche entera y nos dieron leche artificial, para "alimentarnos más y mejor". Reprimir el afecto, era lo último para tener "buenos niños". Nadie nunca les dijo que lo único que necesitaban hacer por nosotros era llenarnos de amor, sumergirse en la maternidad apoyadas en su tribu natural, permitiendo que su naturaleza materna trabajara como lo había hecho por cientos de años. 

Tantos años de crianza sin apego nos ha hecho olvidar qué significa criar a un bebé con amor. No pongo en duda que nuestros padres efectivamente nos amen y hayan tratado de hacer lo más conveniente para nosotros. Pero estuvieron mal orientados. Y aunque somos personas de bien (la mayoría), podemos ver las fracturas emocionales que esa crianza causo en nosotros, todos los días, cuando intentamos hacerlo con nuestros propios hijos. Criar desde el respeto, con amor, con paciencia, sin someter, nos cuesta trabajo y esfuerzo adicional. No es algo que salga naturalmente. No estamos acostumbrados. Cuando el niño llora, o simplemente es "él" nuestra reacción natural no es de comprensión. Nos queda mucho por aprender (o más bien re-aprender). Tenemos mucho camino que recorrer. Afortunadamente, somos muchos los que ya estamos en marcha y nos esforzamos día a día para dar un paso hacia adelante.


*La ciencia de las madres, por Ibone Olza. Ibone Olza, 2010. Psiquiatra infanto-juvenil y perinatal, profesora en la Universidad Autónoma de Madrid, investigadora y escritora. Artículo Publicado en: Maternidad, ciudadanía y cuidadanía. Ed. Maria Jesús Blázquez García. Prensas Universitarias de Zaragoza. 2010

2 comentarios:

  1. Y bueno... los papas (los míos) nunca dejan de enseñar. Never.

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  2. La pena es que aún hay mucha gente que opina que la educación que nos dieron nuestros padres es la mejor....Y educan a sus hijos igual....

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