10 mayo 2011

Padres hiperexigentes, niños infelices

No hay duda que vivimos en una sociedad en extremo exigente y competitiva. Y, a veces para bien pero normalmente para mal, la maternidad y/o paternidad no escapa de esta situación. Desde que los niños nacen, muchos padres sentimos la obligación social de hacer todo lo posible para tener un hijo sobresaliente, que se destaque entre los demás, ya sea por su belleza, inteligencia, dotes artísticas, habilidades musicales o deportivas. Por eso no es extraño ver programas donde se evidencia como los padres someten a sus hijos a este tipo de presión. Donde prácticamente los obligan a someterse a rutinas extenuantes todo en aras del "triunfo temprano y el éxito", en el desarrollo de una carrera. En definitiva, tener un niño "regular" o "estándar", no está de moda y, por el contrario, parece ser sinónimo de que nuestro hijo, muy probablemente, va a ser poco exitoso en un futuro y de que los padres no estamos haciendo lo suficiente para dotarlos de herramientas útiles para la vida adulta. Sin duda, la infancia de hoy en día está bajo mucha presión.


Conozco muchos padres que en su afán por tener el hijo sobresaliente, entran (e introducen a su pequeño) en la vorágine de la estimulación temprana, de los dvd´s de Baby Einstein, de las clases privadas de pintura, del curso de piano, de las lecciones de natación. De un día para otro, la agenda de estos niños (y de muchos bebés) está más apretada que la del presidente de la república, y sus padres perfectamente convencidos de estar haciendo lo adecuado, de estar trabajando por su futuro, de estarlos preparando para ser felices y exitosos. Sin duda y sin malas intenciones (por supuesto), muchos padres someten a sus hijos a una presión que normalmente no desean  ni soportan, convirtiendo sus gustos y pasiones en una carrera por el éxito, por el éxito como padres a través de sus logros. Y, en mi opinión, ahí es cuando muchas cosas comienzan a andar mal. Los altos estándares de nuestra sociedad y la cultura del perfeccionismo que promueve nos permean, afectándonos, afectando a nuestros hijos, afectados la familia y la sociedad entera.

Entonces, ¿qué debemos hacer?, ¿por qué nos cuesta respetar sus tiempos, sus ciclos, sus gustos y dejarlos ser ellos?, ¿por qué es tan difícil entender que nuestros hijos necesitan cosas simples pero valiosas:  mirada, respeto, soporte y comprensión?, ¿por qué nos falta confianza para seguir nuestros instintos, dejando que el mercado manipule nuestros miedos y culpas?, ¿por qué simplemente no dejamos que nuestros niños sean niños, sean lo que quieran ser?...todas estas cuestiones rondan en mi cabeza y no me pueden conducir nada más que a la reflexión

No sé cómo ni cuándo, pero al parecer nos hemos convertido en una sociedad de padres inseguros e hiperexigente y, lo que es peor, de niños infelices. Este pensamiento me ha rondado todo el día después de ver una entrevista en tv del escritor canadiense Carl Honoré, en la que presentaba su libro "Bajo Presión. Cómo educar a nuestros hijos en un mundo hiperexigente". Sus palabras realmente me han calado y me han hecho pensar que los padres, en nuestro afán por darle lo mejor a nuestros hijos, nos hemos convertido en una espacie altamente manipulable, a merced de demasiados intereses oscuros. Este afán desmedido, nos impulsa al control y a la competitividad y, sin querer queriendo, terminamos "secuestrado la infancia de nuestros hijos", sometiéndolos a demasiada presión, y desconociendo sus gustos, necesidades y propios ritmos. 

Si analizamos con detenimiento, desde que los niños nacen, los padres y la sociedad no desean más que controlarlos: horarios para la teta, formulas para que duerman cuando queremos, para que hagan lo que queremos, para que sean exitosos en los que los padres desean. Me atrevería a decir que existe todo un protocolo de cómo tratarlos y qué hacer para tenerlos bajo nuestro control. Protocolo que lentamente mutila su espíritu y los hace muy infelices. Por supuesto, esto no es una apología a ser unos padres desinteresados, dejando a nuestros hijos con la rienda suelta. Es más bien, una invitación personal a pensar sobre la maternidad y paternidad, sobre el bienestar de nuestros pequeños, para que enfoquemos nuestros esfuerzos, no tanto en controlarles la vida sino en ser padres equilibrados y respetuosos, que confían en sus instintos y que escuchan a sus hijos. Una invitación a tener más sentido común y reflexionar más a la hora de criar a nuestros hijos. Ahora, me daré a la tarea de leer el libro de Honoré, que por las reseñas que he visto parece ser digno de recomendar. Espero más adelante contarles que tal me ha parecido.

13 comentarios:

  1. En el tiempo reposa la idea que tenemos de nosotros mismos. Un tiempo activo nos crea la sensación de que somos, eso, activos. Un tiempo lleno de cosas nos hace pensar que estamos llenos de las mismas. ¿Acaso un tiempo de silencio, reposo, conexión, contemplación nos hace vacíos? Honoré ha logrado algo muy importante: hacer visible qué tan errado esté el heredar nuestro vértigo.

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  2. Gracias por la reflexion Zari! Verdaderamente interesante...

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  3. Muy acertado tu comentario Zari.. es totalmente cierto, no nos damos ni cuenta y nos hacemos 8 y hacemos a nuestros hijos) adictos al "éxito" los mecanizamos, coartamos su infancia por tratar de hacerlos funcionales e independientes, que soporten que logren cosas..Lo bueno es que siento qe esto esta cambiando de apoco, que habremos un grupo de padres mas jóvenes que no pensamos así y eso significa que en un futuro nuestros bebes serán adultos libres.

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  4. Mi querido "anónimo", creo que eres un consumado lector de Honoré. En tu comentario es claro que ya leíste "Elogio a la lentitud" y tus palabras solo me pueden llevar de cabeza a las páginas de este libro. Muchas gracias por continuar leyéndome y, por supuesto, comentándome. Te confieso que ya extrañaba tu presencia por acá, y, claro está, tus comentarios.

    Bren, que bueno tenerte por aquí!! Un abrazote!

    Mi querida amiga de Viña. Gracias por tu comentario! Aprovecho este espacio para felicitarte por tu blog. Bienvenida al mundo de las #mamasblogueras y #mamastuteras.

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  5. Me parece muy pertinente este post, ojala los padres y madres que viven el mundo de hoy, y están inmersos en un montón de actividades que llenan su día, se pudieran dar cuenta que necesitan IR DESPACIO, mas lentitud en el momento de ver, conocer y comprender a sus hijos. Por que ahí esta el punto, en el "darse cuenta" reconocer que exigen mucho mas de lo que los niños quieren, que con lo básico, lo sencillo, lo cercano, lo tienen todo. Contacto, tiempo de calidad, sentir, expresión... Podríamos ser humildes y aprender de sus enseñanzas, lo que mas los llena, son las pequeñas cosas.
    Por cierto ya grabe al fin mi programa, casi no lo logro. Abrazos mil, y pasame el libro cuando te lo acabes.

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  6. ¡Aplausos por tu post! Me parece MUY lamentable ver a tantos padres presionando a sus hijos para tratar de hacerlos "mejores" y atiborrándolos de actividades extra curriculares para darles "ventaja" sobre los demás.

    No es algo nuevo, yo recuerdo haber tenido compañeritos así, y recuerdo sobre todo lo infelices que eran. En lo personal, yo también tenía actividades extra, pero eran las que me gustaban a MI, las que yo pedía (era muy inquieta, demasiado inquieta) y si de alguna me hartaba, con la mayor calma mis papás me sacaban sin reprocharme nada.

    Aún tengo contacto con algunos de esos compañeritos que vivían bajo presión ¿y qué te puedo decir? Me da aún más tristeza pensar que tal vez los papás estén "decepcionados" de ellos porque son de lo más promedio y normal ¡lo cual está MUY bien, pero ese tipo de papás no lo ven así!

    Tan fácil que es amar a nuestros hijos y dejarlos ser.

    ¡Saludos! :)

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  7. Me hiciste reflexionar en el caso de mija, q ya ha estado en un montón de actividades, aunque te he de decir q lo único q nosotros tratamos de inculcarle no es que sea sobresaliente, ni la mejor, ni la más avanzada, sino q se divierta y disfrute la actividad.
    Un abrazo!

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  8. Broke Fortune Cookie yo era una de esas niñas llena de actividades extra, pero por elección propia. Las fui dejando una a una cuando ya no las disfrute y mis papás nunca me forzaron a nada, lo cual agradezco. A veces, me acuerdo de esos años y, aunque hice muchas cosas, hubiera querido tener más enfoque y haberle sacado más provecho. Creo, como tu, que esas actividades son para que los niños las disfruten al máximo y, si quieren profesionalizarse en alguna, adelante, sino no importa,igual la pasaron rico y aprendieron mil cosas. Nosotros estamos ahí para apoyarlos, enfocarlos, guiarlos pero no para forzarlos. Gracias por leerme y comentarme!

    Oli, eso está muy bien ya que el otro extremo es terrible también: niños que pasan horas frente a la tv, que no leen, que no saben que la vida se disfruta más y mejor a través de la música, el deporte, la danza, el teatro..Lo importante es el equilibrio!!! Se que a veces se nos puede ir un poco la mano, pero lo importante es corregir y enderezar el camino constantemente y a tiempo. Un beso y gracias por recomendar este enlace con las mamás de twitter.

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  9. Totalmente de acuerdo :)

    Te he dejado un premio en mi blog, pasa a buscarlo!

    http://carruseldesofia.blogspot.com/

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  10. Ups! no me había dado cuenta que ya te lo habían dado, aunque igual te lo mereces doblemente :)

    Yo también siempre quise que mi primer bebé fuera niña y así fue!
    Un gusto conocerte un poco más :)

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  11. Toda la razón. Toda, todita, toda.

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Para mi es muy importante saber tu opinión acerca de este post. Por eso, no seas tímido, comenta!! :D

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