26 diciembre 2013

Días Felices

He estado perdida. Y las razones de tanta "desaparición" son múltiples y variadas. Lo importante es que nuestros días han sido unos días felices y ocupados, llenos de visitas y de besos, de locha y de fiesta, de largas comidas y familia, de regalos y juegos. Así que solo les quiero dejar una pequeña muestra de ésta época del año en la que solo queremos tener tiempo para estar juntos y disfrutar.






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15 diciembre 2013

La mona y el mar

Mi hija, al igual que yo adora el mar. Yo tengo razones de sobra para hacerlo. Crecí viéndolo casi a diario, acostumbrada a su brisa, a su energía, a su olor, a su sal. Y solo noté lo especial y determinante que era para mi, cuando me mude a vivir a una ciudad muchos kilómetros lejos de él.

Sara, en cambio, adora el mar por herencia mía y de su papá. Es cierto que ha estado en contacto con él desde que era una bebé. Sin embargo, creo que su fascinación y deseo por la brisa, el sol y las olas, nace, principalmente, de lo que nosotros le hemos trasmitido, por que solo tiene la oportunidad de disfrutarlo por pocos días, una o dos veces al año

Desde que era una bebé, verla disfrutando del mar, concentrada en su inmensidad me maravilla. Y, ahora, que es una niña grande, que habla y pide con propiedad, para mi no existe mejor plan que ver como se pierde en él por horas, sin miedo, con libertad, como si fueran viejos amigos que se conocen de toda la vida.

Para ella no existe mayor felicidad.
Para mi no tiene precio saber que mi hija, a pesar de la distancia, esta también unida a la inmensidad y a la energía de oceano, de una manera especial.





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12 diciembre 2013

Mis hermanos

Tengo dos hermanos. Tengo dos hermanos que amo y que sé que me aman profundamente. Cada uno no puede ser más distinto al otro. El mayor parece una roca pero, realmente, tienen un corazón gigante y dulce. El menor es pura calma, un océano profundo y pacífico, un refugio caliente, la mejor compañía. 

Recuerdo cuando todos éramos niños, y yo me creía la mamá del pequeño y la rival del más grande, obsesionada por cuidar al primero y pelear con el segundo. Lógicamente con los años nuestra relación ha cambiando. De hecho estoy segura que aunque pareciera no ser tan cercana, los años nos han caído de maravilla y nos han mejorado como hermanos. Todo no ha sido un camino de rosas siempre entre nosotros. Pero a pesar de las peleas, la distancia, los desacuerdos y el tiempo seguimos ahí, unidos y el amor se siente y se nota cada vez que nos vemos. 

Mis hermanos me llenan de felicidad y me hacen sentir viva y amada. Amada tal y como soy. Amada con mis cualidades y defectos. Amada con un amor sincero y transparente, un amor sin pretensiones ni exigencias. Un amor simple, sencillo, lleno de luz. 

Y ahora que somos todos adultos, querernos y entendernos parece ser más simple y sencillo. Nos miramos con compasión, sin juicios, ni celos. Añoramos el tiempo juntos, por eso disfrutamos mucho nuestros momentos. Nos sentimos orgullosos los unos de los otros. Nos escuchamos. Nos adoramos. Nos aceptamos. Nos ayudamos. Nos queremos mucho, tal vez igual que antes, tal vez igual que siempre, solo que ahora es, para mi, más fácil sentirlo, disfrutarlo y decirlo. 

Quiero que tengan la certeza de que los adoro con todas las fuerzas de mi alma hermanitos.


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01 diciembre 2013

El amor después del amor


El amor después del amor, no es como imaginaba.

El amor después del amor, esta lleno de extremos, contrastes e intensos momentos. Se deshace en mis manos, es líquido, amorfo, prácticamente intangible.

El amor después del amor que te regala la maternidad, se oculta detrás del cansancio y el sueño, de los miedos y las suposiciones, del desespero y los silencios. Se mimetiza en la rutina con tanta maestría, que parece inexistente, perdido.

El amor después del amor es más real. Esta despojado de ideas falsas y romanticonas. Esta desnudo, solo y desnudo sobre el asfalto. Sin maquillaje, sin remiendos estéticos y nos asusta.

El amor después del amor le huye al recién nacido y su poderío, y se oculta para no salir herido. Se sume paciente en una sombra, a la espera de luz verde, de un atisbo de esperanza.

El amor después del amor tiene muchas caras y disfraces y antifaces. Y parece un recuerdo lejano, una ilusión, una historia del pasado. Una cosa extraña de la cual olvidas su sabor, su presencia, su color, embriagada en el amor de madre que lo llena e inunda todo.

El amor después del amor está sumido en un profundo sueño, hibernando, tomándose su tiempo, debilitándose mientras los días pasan. Esperando una alarma instintiva que lo despierte, que lo llene de urgencia, con hambre, con ganas de devorarlo todo.

El amor después del amor necesita despertar, renacer, volver a crecer, re-vivir y demostrar que está ahí, que nunca se ha ido, y que sigue siendo el de siempre, el de antes, el que conoces bien, el que añoras día y noche, en silencio.

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