16 noviembre 2014

Mujeres Poderosas


Sonará pretencioso pero es cierto: las madres somos mujeres poderosas. No es que las que no tiene hijos, no lo sean. Es sólo que al convertirnos en madres, sin ninguna otra explicación, comenzamos a estar completamente seguras que somos capaces de hacer y enfrentar, todo aquello que se nos cruce en la vida.

La maternidad nos hace descubrir que siempre hemos tenido el poder de hacer lo que queremos, pero que nos faltaba confianza, certeza, arrojo y hasta ganas. Después de ser madres, las cosas tienen una perspectiva tan distinta, que ninguna montaña parece demasiado alta para poder ser escalada. Simplemente, comenzamos a sentir que somos capaces de dormir pocas horas al día, de emprender un nuevo negocio, de comer, dar teta y tuitear al mismo tiempo, de escribir un blog, o dos o tres... de hacer lo que siempre hemos soñado, lo que siempre hemos querido, de cumplir nuestros sueños y, al mismo tiempo, amar sin medida.

Y cuando nos sentimos así el universo conspira y todo parece encajar de manera perfecta para alcanzar lo que queremos. No digo que no existan problemas, ni mucho menos que no nos encontremos con dificultades y tropiezos. Es solo que, desde nuestra perspectiva, todo es simple y fácil de resolver. De repente todo se puede. Todo vale la pena. Nuestra actitud y disposición a que las cosas funcionen es tan clara y positiva, que todo se da. Es increíble palpar el poder que la maternidad despierta en nosotras. La capacidad de hacernos cambiar, de sacar lo mejor de todo y de todos. Las ganas de perseverar y sobreponernos que poseemos comienza a ser infinita.

Rodeada, física y virtualmente, de tantas mujeres poderosas, he terminado de confirmar que mi teoría, no es una teoría. Veo como se cumple a diario, todo el tiempo. Tengo la certeza de que lo que les digo no es simple palabrería, es pura realidad. Sin importar cuales sean los retos que la vida nos imponga, el poder que despierta en nosotras la maternidad, nos posibilita para salir adelante con optimismo, decisión, amor y felicidad. Lo veo en mi propia madre, en Bren, en Elva, en Oli, en Silvia, en mi vecina, en mis primas, en mis amigas, en el ejemplo que me dio mi abuela.

Así que quiero celebrarlas a todas. Celebrar su fortaleza y su arrojo, sus ganas y su valentía. Celebrar la maternidad como el mejor regalo que he podido recibir y que le a dado vida a una versión de mí que pocas veces imaginé y que, antes de ser mamá, ni siquiera soñaba con ser. 

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5 comentarios:

  1. tus textos son siempre tan hermosos!s tan cierto que una muer cuando pasa a ser madre se convierte en otra persona, no dirîa todopoderosa, pero està claro que ya no se ven problemas donde antes sî habîa, y también cambia el orden de preokupaciones, como la salud etc. saludos!

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  2. ¡Hermoso, profundo, poderoso Zary! Como todo lo que escribes, me has hecho sentir grande y valiente, como cualquier otra madre, capaz de alcanzar mis sueños...¡Gracias preciosa por tu amistad!

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  3. Zary bella! Me entusiasma verte tan positiva, me contagias! Llevas toda la razón, también siento la seguridad y valentía de la que hablas.
    Madres empoderadas

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