Hemos salido adelante con el fin de semana. Es más, puedo decir que hemos salido más que adelante: estos han sido tres días para atesorar y recordar. No sé si fue mi "mentalizada" o qué, pero no fue ni tan grave, ni tan difícil como esperaba. Sara se portó como la princesa que es, lo que no quiere decir que no fueran unos días agotadores. Sin embargo, y a pesar de mi malestar, la pasamos maravillosamente. Tanto, que me atrevería a decir que éste ha sido de los mejores fines de semana desde que somos tres. Y creo que la clave estuvo en mi actitud y mi buen ánimo. Simplemente me negué a estar "de malas", y solo eso basto para que todo funcionara de una manera diferente. Tengo que reconocer que el hecho de que el dolor de cabeza y cuerpo desaparecieran, me ayudo mucho. El acetaminofén minimizo el dolor de garganta, y lo hizo bastante manejable, aunque no me lo quito del todo (de hecho aún me sigue doliendo). Pero, sin lugar a dudas, el éxito del fin de semana se lo debemos a mi buena actitud. Gracias a ella (porque tengo que reconocer que mi esposo está siempre de muy buena actitud) disfrutamos plenamente de los 3 días. Nada de disgustos, ni frustraciones, ni peleas, ni llantos inesperados, ni mala cara. A pesar de mi malestar y del clima, salimos, paseamos, hicimos las vueltas que necesitábamos y disfrutamos en familia, con los amigos.
Sara se gozó cada momento del fin de semana. Ahora que camina, tiene un repentino ataque de independencia y, los ratos que hizo sol, la dejamos a sus anchas en el pasto para que hiciera lo que quisiera, y así fue. Caminoteó de un lado a otro, descubrió flores, arbustos, piedras, hormigas...comió de lo de ella y de lo nuestro, jugó con sus juguetes y con cualquier otra cosa que se encontró en su camino, rió a carcajadas, exploró, se asoleó...en fin, la pasó de maravilla. La vi tan libre y tan independiente, que me parece mentira que hasta hace unos meses fuera tan chiquita e indefensa. Obviamente, tanto disfrute de Sara, repercutió en nuestros niveles de cansancio (promedio alto-súper alto). Pero estábamos los tres de tan buen mood, que a pesar de estar agotados, nunca perdimos la paciencia, manejamos todas las situaciones con tranquilidad y serenidad. En conclusión, fuimos simplemente felices. Y, como es lógico, la buena actitud se veía reflejada en Sara: aguanto sin problema mucho tiempo en el carro, disfruto su comida, participó de los paseos, se sonrió con todo el mundo, hizo mil gracias y monerías, durmió por 1era vez hasta las 8:30 a.m., se dejó filmar, fotografiar...en fin, mejor imposible!! Increíble, no? A veces perdemos de vista que el poder de ser felices y disfrutar de la vida está solo en nuestras manos.
PD: si llegaste hasta aquí fue porque leíste todo el post, por eso te pido que me cuentes si te gustó o no, votando más abajito en el renglón de "reacciones". Gracias!!!
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