Después de casi 20 días, hoy se va mi mamá. Se devuelve para su ciudad, a su casa, a la casa donde crecí, la que será mi casa de toda la vida. Y hoy, al verla partir, me siento como cuando era niña y ella se ausentaba por un tiempo: triste y nostálgica, con un vacío inmenso. Es una sentimiento que siempre aparece, claro y nítido, en cada despedida. Un sentimiento que me devuelve al pasado y, que es aún más fuerte, desde que me convertí en mamá.
Y es que desde que vivo en carne propia el amor incondicional que se siente por un hijo, la entiendo más, la comprendo más, la considero más. No me imagino lo que debió sufrir cuando con un mes de nacida tuve que ser hospitalizada con un problema cardiapulmonar. Y las noches en vela que pasó cuando con 16 años me fui a vivir a otra ciudad. Sé con certeza que debió ser durísimo para ella verme llorar con el corazón roto y también estoy segura de que su corazón ha explotado de alegría con cada unos de mis triunfos y momentos de felicidad.
Tenerla estos días solo para mi y para Sara fue un regalo inmenso. Cada día desayunábamos juntas, charlábamos de mi día, de su cirugía, de Sara. Cuando llegaba del trabajo la encontraba maravillada por la energía de Sara y a Sara extasiada en su abuela. Verlas a las dos tan compenetradas, pasando tiempo juntas, llenándose de amor, reconociéndose, disfrutando mutuamente de abrazos, sonrisas y cariños sin medida, ha sido maravilloso para todos.
Me entristece que mi mamá se vaya. Pero en medio de esa tristeza me siento feliz de tenerla, inmensamente orgullosa de ella, de su alegría, de su positivismo, de su capacidad de trabajo, de su amor, de su apoyo incondicional, de su empatía, de su poder, de la mujer que ha logrado ser, capaz de reinventarse y salir adelante, de la abuela que es para Sara, de la mamá que es para mi y para mis hermanos.
Te quiero montones Mami, y me siento muy feliz y afortunada de ser tu hija.
Me entristece que mi mamá se vaya. Pero en medio de esa tristeza me siento feliz de tenerla, inmensamente orgullosa de ella, de su alegría, de su positivismo, de su capacidad de trabajo, de su amor, de su apoyo incondicional, de su empatía, de su poder, de la mujer que ha logrado ser, capaz de reinventarse y salir adelante, de la abuela que es para Sara, de la mamá que es para mi y para mis hermanos.
Te quiero montones Mami, y me siento muy feliz y afortunada de ser tu hija.