Hoy, Sara y yo, cumplimos 2 años de lactancia materna. Su cumpleaños no solo es la conmemoración de su nacimiento a la vida y de mi nacimiento como madre. También es el comienzo de nuestra aventura, de nuestro vínculo a través de esta experiencia solo nuestra.
Como ya muchos saben, todo se nos dio muy naturalmente. Y si ahora hago memoria, puedo identificar claramente todas las etapas por las cuales hemos pasado y como casi sin darnos cuenta, dar teta se integró a mi vida, a nuestras vidas, como un acto que nos llena de satisfacción y felicidad.
La verdad es que nunca pensé que no iba a ser capaz, o que iba a tener poca leche, o que mi hija se iba a morir de hambre. Nunca me preocupo su peso. Nunca tuve horarios, ni tiempos. Nunca me sentí tan segura, tan mujer. Fueron meses enteros sumergidas en nuestro espacio íntimo, en nuestros propios ritmos, en nuestro universo único, inundado de oxitocina, con toda la energía concentrada en dar y amar.
Hoy esta maravillosa experiencia continua, con tiempos distintos, con ritmos renovados, con espacios y necesidades diferentes pero conectándonos tal vez más que el 1er día, de manera perfecta, de una manera que solo Sara y yo comprendemos, haciéndonos inmensamente felices. No me imagino nuestra relación sin la lactancia. No me imagino nuestra vida de madre e hija sin el placer infinito de estos momentos llenos de entrega y magia.
Tal vez por eso, quise aprovechar la celebración del Día Mundial de la Lactancia Materna para decirles a todas las madres reciente o a aquellas que están apunto de convertirse en madres, que no se pierdan la maravillosa experiencia de amamantar a sus bebés todo el tiempo que quieran, sin restricciones, a demanda, sin limites.
Mi consejo para el éxito es simple: información, autoconfianza, apoyo y perseverancia. Por eso las invito a que se documenten del tema, a que aprendan como funciona su cuerpo, cuales son las necesidades de su bebé. Lean todo lo que tengan que leer, llénense de argumentos, de conocimiento que las fortalezca, que construya su confianza. Solo así estarán seguras de que son capaces, de que la leche no se corta, de que todas podemos alimentar a nuestros bebés con nuestra leche de manera placentera y exitosa. Busquen apoyo en su pareja, en sus pares, hagan tribu. Luchen por su lactancia, es su derecho, es el derecho de sus hijos, y es el mejor regalo que pueden darse.