Ayer fue uno de esos días en los que Sara no quería comer mucho. Se levanto a las 7:00 a.m. (como casi siempre) y, extrañamente, tomó mucha teta. Luego, por mucho que insistimos no quiso su papilla de la mañana. Al medio día, intentamos con sopa de verduras y carne, pero se negó rotundamente. Tengo que decir, que no me preocupa en lo más mínimo cuando no quiere comer. Estamos acostumbrados a que, en lo que respecta a la comida, Sara sea totalmente impredecible: unos días come muy bien, otros muy mal, algunos mucha leche materna, otros prácticamente nada de nada. Por eso, y porque creo que a los niños no se les debe obligar a comer, mi política al respecto es dejarla que coma lo que quiera y cuando quiera, claro, dentro de las cosas que se supone debe comer una bebé de un año (muchas proteínas, pocos dulces, frutas, verduras, cereales y, por supuesto, leche materna). Sin embargo, ayer pasó algo que nunca había pasado y, como era de esperarse, pagamos todos las consecuencias. Después de 2:00 p.m., sin ninguna explicación, Sara comenzó a comer como loca: arroz, carne, la papilla de la mañana, gelatina, galletas y leche, mucha leche materna. Nos sorprendió que comiera y comiera como barril sin fondo, porque realmente nunca había comido de esa manera. Sin embargo, como es nuestra política y no había comido nada en todo el día, la dejamos comer todo lo que quiso. La tarde pasó sin ningún contratiempo. La disfrutamos entretenidas jugando y, como es habitual, cayó rendida a las 7:30 p.m.
Iban a ser las 11:00 p.m. y yo estaba a punto de dormirme. Sara llevaba un poco más de 3 horas dormida, cuando de repente sentí que se levantó de un tiro, se sentó en la cama y comenzó a vomitar. Yo solo atiné a despertar a mi marido de un grito mientras ella seguía vomitando por todas partes. En pocos segundos había vomito por toda la cama, encima de Sara, encima mío, de la almohada, de las sabanas...desastre total. Nosotros nos mirábamos sin saber por donde comenzar y mi pequeña lloraba. Como pude me levanté de la cama tratando de no ensuciar nada más, le quite su pijama y me quité la mía. Mientras, mi esposo, medio dormido, recogía el desastre de la cama. El vomito era una mezcla de gelatina y leche materna. Observe a Sara, estaba un poco asustada, pero estaba bien. No tenía fiebre, ni salpullido, tampoco estaba llorando. Solo estaba sucia de vomito y muerta de sueño. Yo sólo pensaba, ¿que le habrá caído mal?, ella bostezaba y temblaba un poco del frío, mientras yo la limpiaba y le ponía de nuevo su pijama. Treinta minutos después, estábamos metidos en la cama otra vez, con sábanas y cobijas nuevas, tratando de que se durmiera. Como es habitual le di teta, mientras ella se movía de un lado para otro, intentando conciliar el sueño. De repente, se levanta de nuevo de un tiro, se sienta en la cama y si, vomita otra vez. Ahora el vomito era solo leche materna, claramente, era la leche que se acababa de tomar. Vomitó mucho menos que la 1era vez, pero el desastre fue prácticamente igual. Confieso que por un momento me alcance a asustar. Pero luego la mire, me sonrió y supe que estaba bien. También me acordé de todo lo que había comido en la tarde y, de inmediato, supuse que todo esto no era más que un cuadro de lo que yo llamo un "cuadro de llenura aguda". De nuevo, operación cambio de cama, de cobijas, de pijamas...30 minutos después, todos a la cama otra vez. Esta vez la entretuve con el chupo mientras se dormía. No le quise dar más teta por miedo a que vomitará de nuevo. Gracias a Dios, amanecimos todos secos y limpios. Sara cayó profunda y durmió hasta las 7 de la mañana de hoy sin ningún otro contratiempo. Mi esposo también cayó como piedra. Yo tengo que reconocer que dormí súper mal. Me desperte unas 10 veces más. Al menor ruido de Sara me levantaba alarmada pensando que vomitaría otra vez. Lo cierto es que no dormí....
Y Sara hoy amaneció como si nada, feliz, sonriente, comiendo lo normal, tomado teta como de costumbre, gritando, corriendo, jugando de manera habitual....que sustos los que nos hacen pasar, no? sin duda, gajes del oficio de ser papás.