Si, eso es lo que cumplimos hoy, 15 meses: mi pequeña, de haber llegado a nuestras vidas, y nosotros, de ser unos felices y orgullosos papás.
Recuerdo que el año pasado para esta fecha, cumplíamos tan solo 3 mesesitos. Yo, aún sumida en las confusiones del puerperio, pasaba mis días pegadita a ella. No me atrevía a desampararla casi para nada. Estaba embriagada de amor pero también ahogada de miedo. Ella ya había crecido un montón. No era más la recién nacida dormilona y tragona. Comenzaba a interactuar con nosotros, mostrando sus habilidades y su personalidad. Y ya, en menos de nada, Sara ha crecido y tiene 15 meses. Como pasa el tiempo!!!
Ahora, corre y juega por toda la casa.
Dice mamá, papá, teta, mapa, mochia (mochila), pamama (paloma) y tía. Además claro, de milquientas palabras más, en una media lengua extraña que no comprendemos.
Sonrié casi todo el tiempo.
Le encanta dar besos y abrazos no solicitados.
Es tremendamente sociable, con los niños y con los adultos. Es más, estoy segura que cuando entre al colegio va a ser la "comandante", como dice su papá.
Aún toma teta, y no sólo la pide cuando tiene hambre, sino cuando quiere olerme, cuando necesita sentir mi calor y mi cercanía.
No le gusta mucho el dulce, a menos que sea helado (igual que a mi). Prefiere la comida de sal, como las galletas y el queso.
Ama con locura a sus muñecas y las reconoce a cada una por su nombre: Sofí, Paty, Mona y Mini.
Por fin tiene pelo y es de color caramelo, muy, muy liso. Pero detesta que la peinen y le pongan lazos en la cabeza (igualita a su abuela).
Pesa 11 kilos y mide 87 cms.
Es increíblemente observadora.
Le encanta la ducha (después de que la detestaba) y cuando la baño, detalla el agua con calma, intenta atraparla y sonríe con asombro, como si se tratará de magia.
No se puede estar quieta ni por un segundo (igual que su papá). La tortura cualquier artefacto inventado para detenerla (silla de comer, silla del carro, etc). Prefiere la libertad de hacer, de sentir, de pedir lo que quiere, de jugar sola o acompañada, de bailar y cantar, de perseguir palomas y aviones a través de la ventana, de disfrutar del parque cuando hace sol.
Carga por toda la casa los libros y cuentos que tiene; se sienta y hace como que pasa las hojas y lee.
El cd de rondas que le regalaron es un éxito total. A su manera lo pide y puede escuchar las 35 canciones que tiene sin parar, aplaudiendo, dando vueltas y bailando.
Habla dormida (como su tía) y entre sueños nos llama: mamá, papá.
Sabe donde está su cabeza y, si se lo pides, te saca la lengua.
Nunca se rinde. Muy pocas veces se resigna.
Trata de imitarme cuando me peino o me pongo el gorro de baño. Y se pone mis zapatos, chancleteando sin cansancio por todos los corredores.
Muchas veces me acompaña en la mesa a desayunar y a comer. Ya sabe que con esa cosa llamada "cuchara" se puede llevar la comida a la boca y le encanta intentar hacerlo ella sola.
Está creciendo y aprendiendo a toda velocidad, disfrutando de su mundo, riendo y explorando sin parar. Siendo, simple y sencillamente, una bebé feliz.
El tiempo pasa y no sólo Sara ha crecido. Nosotros también lo hemos hecho. Somos distintos en muchos aspectos. Hacemos cosas que, en otras épocas, ni imaginaríamos. Salimos menos pero disfrutamos más. Hemos aprendido a reírnos de todo lo que pasa y pulimos, todos los días, nuestra capacidad de adaptarnos a las circunstancias. Nos queda un hermoso y largo camino aún por recorrer. No tenemos afán. Solo deseamos poder vivirlo, en 1era persona, de cuerpo y mente presente, con amor y respeto, y también con mucha paciencia. Poniendo siempre 1ero a Sara. Poniendo en 1er lugar a nuestra familia.
Hoy disfrazada de Flor |