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24 octubre 2011

Actividades en casa

Caótica y aguada. Así esta Bogotá por estos días (aunque, en honor a la verdad, hay que decir que lo de "caótica" no es nada nuevo). La lluvia no para y la ciudad colapsa. Y eso, para mi, como mamá de una pequeña terremoto de 15 meses significa estar todo el día encerrada en casa, después de estar acostumbradas a pasar, por lo menos, 1 hora diaria en el parque, corriendo, jugando, disfrutando del sol, del pasto, de los otros niños, del columpio, en fin, de lo relajante y necesario que es tomarse un respiro fuera de casa y disfrutar del aire libre. Por ahora (y por mucho tiempo más según el IDEAM)  estos planes serán completamente imposibles, así que habrá que buscar la manera de suplir en casa esta bocanada de aire fresco con otras actividades que nos permitan hacer de los días de Sara, algo más enriquecedor y entretenido. Tal vez es la oportunidad de organizar las rutinas de juego de Sara un poco más, aunque reconozco no ser muy amante de las rutinas estrictas. O más bien, si me gustan las rutinas, lo que pasa es que desde que soy mamá se me dificulta muchísimo seguirlas. En fin... la verdad me parece bastante triste presidir del parque, pero nada se puede hacer, así que me daré a la tarea comenzar a estructurar de manera más ordenada y metódica una rutina de actividades que nos permitan jugar y aprender sin salir de casa.

Revisando un poco en internet me he dado cuenta que en realidad hay mucho que hacer. Es importante tener en cuenta que los niños de la edad de Sara prestan atención por muy poco tiempo y se aburren mucho más pronto que los niños mayores. Además, la mayoría de las veces prefieren hacer actividades solos, ya que la capacidad de jugar con otros niños no la desarrollan completamente sino hasta los dos años. Teniendo en cuenta estos detalles, se me ocurren muchas cosas pero no se bien por donde comenzar. Tal vez una buena idea sea armar rutinas de 20 minutos máximo (¿será mucho?) de una actividad, con descansos de 5 o 10 minutos, para comenzar la siguiente. Jugar con los cubos de formas es una buena opción. También podemos incluir los bits de inteligencia que les mencioné anteriormente. Y sacarle más partido a la mesa de juegos que le regalaron en su cumpleaños. Rompecabezas (no se si estos sea buena idea), caticuentos, música y baile. La lectura de algún cuento tendrá su espacio también. 

Una tarde cualquiera podría ser algo así: música (20 min), tips de inteligencia (5 minutos), Lectura (10 minutos), dibujo con crayones ( 20 minutos), vídeos con caticuentos (20 minutos). Otro, tal vez: Mesa de juegos (10 minutos), baile (20 minutos), rompecabezas (10 minutos), pelota (20 minutos), tv (20 minutos).

¿Qué les parece?, ¿será realista pensar en algo tan estructurado con una niña tan pequeña?, ¿qué hacen para distraer y jugar con sus hijos en casa?, ¿cómo son sus rutinas? Me encararía contar con sus opiniones y consejos al respecto.

21 septiembre 2011

Operación Ducha II

Hace ya casi dos meses que les conté en ésta entrada, que mis intentos por bañar a Sara en la ducha habían sido todo un fracaso. La verdad es que después de tantas malas experiencias, me olvide por completo del tema, y decidí no torturarla más con mi insistencia. Solo hasta el sábado pasado lo volví a considerar. Estábamos solas en casa y, de repente, pensé que había llegado la oportunidad perfecta para hacer un intento más. 

Corrí y prepare todo. Traje sus juguetes y los metí en la tina, busque toalla, champú y demás artilugios de limpieza. Cerré las ventanas y las puertas del cuarto y del baño, en un intento por conservar el ambiente lo más cálido y acogedor posible. Y después, simplemente me lancé. Tomé muy en cuenta los consejos que he recibido de las mamás que me leen, y entonces, me metí con ella a la ducha. Dedique los 1eros minutos a que reconociera el lugar y a que se interesara en jugar, y lo logré. Se notaba que estaba un poco asustada, pero pude mantenerla segura y tranquila. Y, aunque no se despegó de mi un segundo, se interesó en los paticos y en las maracas que flotaban y brillaban por el agua. Yo, sentada en la tina, y ella, siempre de pie, me abrazaba por el cuello con uno de sus brazos y con el otro, jugaba. 

Luego, poco a poco, fui abriendo el agua. Utilice solo la ducha de mano, con agua muy tibia. Le mostré con cuidado como salía las gotas, mojándole tímidamente las manos. Poquito a poco, el agua llego a las piernas, la panza y la cabeza. Ella me miraba y me abrazaba igual que en los pasados intentos fallidos, pero, en esta ocasión, no hubo nada de llanto. Después, jugamos un rato más y continuamos con el jabón. Para ese punto sentí que estaba un poco más relajada. Aunque, siempre se mantuvo de pie, resistiéndose a sentarse a mi lado en la tina. Creo que disfrutó del jabón, porque entre mis cantos y sus miradas, soltó una que otra sonrisa, mientras miraba las burbujas y la espuma blanca que le hice en la barriga. Otra vez, poquito a poco, le moje las manos, las piernas, el cuello, la cabeza. Y de repente, había terminado el baño. Sin llanto, sin terror, sin sufrimiento. Lo habíamos logrado. 

Aún no canto victoria al respecto, pero creo que es un gran pasó. Después del sábado, nos hemos bañado juntas, en la ducha, otras dos veces. En el baño de hoy hubo más avances. Llenamos un poco la tina y, sin ningún problema, se sentó entre mis piernas y jugó con las maracas chapaleando el agua. La sentí mucho más tranquila y familiarizada. Observando con detenimiento, cada elemento del pequeño espacio, el agua que salía de la ducha, mi cara llena de jabón. Hoy hubo muchas sonrisas, más tranquilidad, más disfrute. Hoy, me atrevería a decir que comenzó a encantarle su baño en la ducha.
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