Si, yo si quiero cambiar las cosas. Quiero un mundo distinto, un mundo mejor, un mundo donde tengamos tiempo para nuestros hijos sin renunciar a desarrollarnos profesionalmente, tiempo para ser felices en familia, tiempo para vivir la vida.
Yo si quiero aportar para que las cosas cambien para bien, para nuestro bien, para el bien de la humanidad entera. Poner un granito de arena para que en España, en Argentina, en Colombia y, por que no, en el mundo entero, la prioridad de todos sea nuestros niños.
Estoy convencida que ya está bueno. Que ya es hora de que lo importante sea lo primero. Que nuestros hijos tengan derecho a ser criados por sus madres y padres, que podamos contar con una licencia de maternidad de por lo menos 6 meses, que tengamos a la mano opciones para trabajar desde casa, oportunidades de trabajo por media jornada, guarderías en las empresas, espacios para laboral y crecer profesionalmente sin tener que abandonar todo el día, todos los días, a nuestros bebes al cuidado de otras personas. Ya es hora que se nos valore por ser madres, por maternar, y no solo por tener un título profesional y producir un cheque mensual lleno de ceros a la derecha (en el mejor de los casos), a costa de la salud emocional de nuestros pequeños, de su felicidad, de nuestra felicidad.
Si, yo si creo que entre todas podemos. A punto de millones de esfuerzos, de unir nuestros deseos, nuestros pensamientos. A punta de muchas palabras a través de estos espacios y de nuestra redes digitales, de esta tribu contemporánea que se teje con post, coments, likes y tweets. Solo necesitamos voluntad, unión y perseverancia. Ya es hora de hacer sentir nuestra fuerza. Es el momento. Nosotras lo gritamos. Nuestros hijos lo necesitan. La sociedad entera esta impaciente por comenzar a calmar la sed de cariño que años enteros de desamor y desapego han generado en su núcleo, en cada familia, en todos los seres humanos.
Yo tengo la fortuna de poder estar en casa con Sara desde que nació. Mis circunstancias me han permitido no perderme de nada, disfrutar cada segundo de sus 14 meses de vida, acunarla, consolarla, mirarla, atenderla, mimarla, besarla, amarla, todo el tiempo que he querido, sin tener que salir corriendo a cumplir con obligaciones laborales, sin tener que dejarla en una guardería o al cuidado de una niñera para poder llegar a las 8:00 a.m. a la oficina, pasando todo el día alejada de ella, gastando mi tiempo de madre, gastando el tiempo de mi hija, en cosas que, en este momento, no son tan importantes. No me imagino como será el día en que tenga que regresar a esa rutina. Solo pensarlo me produce nauseas. Sobretodo, si cuando ese día llega, ella aún no es lo suficientemente grande para entenderlo. Sobretodo, porque sé que encontrar el punto medio, en la profesión en la que me desempeño, es casi imposible. Por que sé que cuando tenga una fiebre, sin importar la edad que tenga, no podré salir corriendo. Por que me perderé de varias visitas al pediatra y muchas salidas del colegio. Por que no estaré para escuchar algunas de sus 1eras palabras. Por que ella sentirá que su mamá no está como ella el tiempo que quisiera. Por que nos haremos mucha, pero mucha falta. Por que ese será un tiempo perdido entre las dos, imposible de recuperar.
Por eso y por que sé que entre todas podemos hacer que la utopia de la conciliación sea una realidad, les dijo que si, que yo si quiero trabajar para cambiar las cosas... tal vez sea hora de que tú también te preguntes que quieres hacer, qué estamos dispuestas ha hacer para que todo esto cambie.
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