He estado perdida. Y las razones de tanta "desaparición" son múltiples y variadas. Lo importante es que nuestros días han sido unos días felices y ocupados, llenos de visitas y de besos, de locha y de fiesta, de largas comidas y familia, de regalos y juegos. Así que solo les quiero dejar una pequeña muestra de ésta época del año en la que solo queremos tener tiempo para estar juntos y disfrutar.
26 diciembre 2013
Días Felices
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15 diciembre 2013
La mona y el mar
Mi hija, al igual que yo adora el mar. Yo tengo razones de sobra para hacerlo. Crecí viéndolo casi a diario, acostumbrada a su brisa, a su energía, a su olor, a su sal. Y solo noté lo especial y determinante que era para mi, cuando me mude a vivir a una ciudad muchos kilómetros lejos de él.
Sara, en cambio, adora el mar por herencia mía y de su papá. Es cierto que ha estado en contacto con él desde que era una bebé. Sin embargo, creo que su fascinación y deseo por la brisa, el sol y las olas, nace, principalmente, de lo que nosotros le hemos trasmitido, por que solo tiene la oportunidad de disfrutarlo por pocos días, una o dos veces al año
Desde que era una bebé, verla disfrutando del mar, concentrada en su inmensidad me maravilla. Y, ahora, que es una niña grande, que habla y pide con propiedad, para mi no existe mejor plan que ver como se pierde en él por horas, sin miedo, con libertad, como si fueran viejos amigos que se conocen de toda la vida.
Para ella no existe mayor felicidad.
Para mi no tiene precio saber que mi hija, a pesar de la distancia, esta también unida a la inmensidad y a la energía de oceano, de una manera especial.
Sara, en cambio, adora el mar por herencia mía y de su papá. Es cierto que ha estado en contacto con él desde que era una bebé. Sin embargo, creo que su fascinación y deseo por la brisa, el sol y las olas, nace, principalmente, de lo que nosotros le hemos trasmitido, por que solo tiene la oportunidad de disfrutarlo por pocos días, una o dos veces al año
Desde que era una bebé, verla disfrutando del mar, concentrada en su inmensidad me maravilla. Y, ahora, que es una niña grande, que habla y pide con propiedad, para mi no existe mejor plan que ver como se pierde en él por horas, sin miedo, con libertad, como si fueran viejos amigos que se conocen de toda la vida.
Para ella no existe mayor felicidad.
Para mi no tiene precio saber que mi hija, a pesar de la distancia, esta también unida a la inmensidad y a la energía de oceano, de una manera especial.
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12 diciembre 2013
Mis hermanos
Tengo dos hermanos. Tengo dos hermanos que amo y que sé que me aman profundamente. Cada uno no puede ser más distinto al otro. El mayor parece una roca pero, realmente, tienen un corazón gigante y dulce. El menor es pura calma, un océano profundo y pacífico, un refugio caliente, la mejor compañía.
Recuerdo cuando todos éramos niños, y yo me creía la mamá del pequeño y la rival del más grande, obsesionada por cuidar al primero y pelear con el segundo. Lógicamente con los años nuestra relación ha cambiando. De hecho estoy segura que aunque pareciera no ser tan cercana, los años nos han caído de maravilla y nos han mejorado como hermanos. Todo no ha sido un camino de rosas siempre entre nosotros. Pero a pesar de las peleas, la distancia, los desacuerdos y el tiempo seguimos ahí, unidos y el amor se siente y se nota cada vez que nos vemos.
Mis hermanos me llenan de felicidad y me hacen sentir viva y amada. Amada tal y como soy. Amada con mis cualidades y defectos. Amada con un amor sincero y transparente, un amor sin pretensiones ni exigencias. Un amor simple, sencillo, lleno de luz.
Y ahora que somos todos adultos, querernos y entendernos parece ser más simple y sencillo. Nos miramos con compasión, sin juicios, ni celos. Añoramos el tiempo juntos, por eso disfrutamos mucho nuestros momentos. Nos sentimos orgullosos los unos de los otros. Nos escuchamos. Nos adoramos. Nos aceptamos. Nos ayudamos. Nos queremos mucho, tal vez igual que antes, tal vez igual que siempre, solo que ahora es, para mi, más fácil sentirlo, disfrutarlo y decirlo.
Quiero que tengan la certeza de que los adoro con todas las fuerzas de mi alma hermanitos.
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01 diciembre 2013
El amor después del amor
El amor después del amor, esta lleno de extremos, contrastes e intensos momentos. Se deshace en mis manos, es líquido, amorfo, prácticamente intangible.
El amor después del amor que te regala la maternidad, se oculta detrás del cansancio y el sueño, de los miedos y las suposiciones, del desespero y los silencios. Se mimetiza en la rutina con tanta maestría, que parece inexistente, perdido.
El amor después del amor es más real. Esta despojado de ideas falsas y romanticonas. Esta desnudo, solo y desnudo sobre el asfalto. Sin maquillaje, sin remiendos estéticos y nos asusta.
El amor después del amor le huye al recién nacido y su poderío, y se oculta para no salir herido. Se sume paciente en una sombra, a la espera de luz verde, de un atisbo de esperanza.
El amor después del amor tiene muchas caras y disfraces y antifaces. Y parece un recuerdo lejano, una ilusión, una historia del pasado. Una cosa extraña de la cual olvidas su sabor, su presencia, su color, embriagada en el amor de madre que lo llena e inunda todo.
El amor después del amor está sumido en un profundo sueño, hibernando, tomándose su tiempo, debilitándose mientras los días pasan. Esperando una alarma instintiva que lo despierte, que lo llene de urgencia, con hambre, con ganas de devorarlo todo.
El amor después del amor necesita despertar, renacer, volver a crecer, re-vivir y demostrar que está ahí, que nunca se ha ido, y que sigue siendo el de siempre, el de antes, el que conoces bien, el que añoras día y noche, en silencio.
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20 noviembre 2013
15 cosas que tienes que hacer con tu hijo antes de que crezca
1. Saltar encima de la cama o el sofa
2. Comer helado hasta no poder más
3. Dormir arrunchados, pegaditos, juntitos hasta que amanezca
4. Jugar a hacer castillos de arena
5. Visitar el mar, recoger caracoles y pescar
6. Tirarse en el parque a descubrir figuras en las nubes
7. Contar estrellas hasta toparse con una estrella fugaz
8. Bailar, bailar y bailar hasta caer muertos del cansancio
9. Cocinar galletas de chispas de chocolate
10. Jugar a las escondidas
11. Tomarse montones de fotos juntos
12. Hacer guerra de almohadas con cosquillas incluidas
13. Inventar una canción que sea solo de los dos
14. Tomar un baño eterno de burbujas en la tina
15. Contemplarse.... y decirle mil veces lo mucho que lo amas.
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13 noviembre 2013
El espejo
Tu llanto me ciega, me nubla, me descentra.
Me hace perder el control y me sumerge en aguas profundas y turbulentas.
Tu llanto me llena de miedo, de un miedo infantil que me invade sin remedio. Sin importar el momento ni el motivo, despierta el mounstro, esa inmensa y terrible criatura que vive en mí, que también soy yo.
Tu llanto me abate sin compasión y de manera mortal. Me golpea y me quita la respiración. Me reduce a nada, me hace olvidar mis habilidades de control.
Tu llanto no me deja pensar, me empuja aún mundo donde solo puedo sentir. Y esos sentimientos que afloran son intensos, egoístas y oscuros. Porque es un llamado directo a mi sombra, la trae, la hace presente, aniquilando mi escasa paciencia, irritándome hasta la inconsciencia.
Cuando eras bebé la cosa era diferente. Tengo la sensación de que tu llanto de ahora, tu llanto de niña es más intenso y poderoso, con efectos más fuertes y profundos en mí. ¿Será por que ya no hay teta?, ¿será por qué la oxitocina no corre libre en nuestro vínculo como antes?, ¿será por que mi niña interior se refleja en tu frustración, en tu protesta, en tu inconformidad, en tu llanto que me incrimina y me desnuda?... No lo sé.
No único que tengo claro es que tu llanto es mi espejo. Un espejo gigante en el que detesto mirarme. Un espejo en el que no puedo evitar mirarme. Y entonces, en mi incapacidad de lidiar con mis sentimiento y los tuyos al mismo tiempo, te pido cosas incoherentes, hago cosas incoherentes. Y quiero desaparecer. Quiero un abrazo. Quiero tiempo. Quiero atención. Quiero exactamente lo mismo que tu me pides y que no sé como entregarte. Y no logro respirar, ni mantener la calma. Solo atino a solicitarte lo imposible, cuando yo misma no se expresar lo que me pasa y contengo mi propio llanto en un nudo inmenso en la garganta.
Pero no hay más remedio. No hay más opción que enfrentarlo. No tengo más que mirarme de frente en este espejo, cada vez que sea necesario. A pesar del temor, de la tristeza, del dolor. Con coraje, con fuerza, con humildad. Para que algún día pueda acoger esta parte oscura, entenderla, aceptarla, caminar de su mano, entendiendo un poco mejor su dimensión y su misión, que no es otra más que enseñarme, curarme, curarnos a ambas.
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07 noviembre 2013
Liebster Award
Hace rato que no recibía
premios blogueros. Este llegó hace unos días y no quiero dejar pasar la
oportunidad para contarles lo feliz que estoy de tenerlo y de poder pasarlo a
otros blog como es costumbre. Gracias a Damián y Huara de Papi y Ma por
leerme y otorgármelo para que muchos otros conozcan este espacio.
Y como todos estos premios
tengo tarea: contestar 11 preguntas para que conozcan un poco más de mi. Así
que aquí van:
- Sobre el blog: es mi segundo hogar, mi bien más preciado, mi lampara, mi desahogo, mi pasión, mi sueño hecho realidad.
- Sobre mi día a día: voy a las 5: 00 a.m al gimnasio y el resto del día es una maratón que termina tipo 11 de la noche con un nuevo poste en el blog.
- Algo personal: tengo un lugar inmenso de pecas en el cuello, que adoro con locura.
- Una manía: ser la salvadora, de todos y de todo.
- Un defecto: soy tremendamente impaciente y la maternidad esta siendo el mejor PhD en paciencia que podría llegar a hacer
- Las cositas que me hacen feliz del día a día: desayunar con Sara y cantar en el carro con el equipo a todo volumen.
- Las cositas que me hacen infeliz del día a día: el tráfico de mi ciudad y que llueva justo cuando salgo de la oficina.
- Un deseo: pasar mucho más tiempo, todos los días, con Sara.
- Un secreto inconfesable: no puedo vivir sin estar conectada a internet y sin hacer ejercicio.
- Un secreto confesable: amo dormir todos los días con mi hija.
- Y para terminar decir...: escribir siempre ha sido mi sueño, y solo la maternidad me dió el valor para poner en palabras lo que sentía en mi corazón y se materializaba en mi mente. Otro regalo inmenso de mi pequeña.
Ahora, las afortunados:
Felicitaciones y disfrútenlo
tanto como yo!!
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05 noviembre 2013
Yo te banco
Mi lactancia no hubiera sido la misma sin la ayuda del extractor de leche. El primero que tuve era sencillo, manual, pero súper útil. Lo heredé prácticamente nuevo de una amiga que, aunque tuvo la mejor intensión para dar teta, no lo logró. Recién nació Sara, lo usaba mucho: 2 y hasta 3 veces al día. No me gustaba sentir mis senos templados a punto de explotar, así que le daba a Sara toda la teta que pedía, y además me sacaba toda la leche que no se tomaba para guardarla en bolsitas en la nevera. Alcanzaba a almacenar hasta 12 onzas diarias!!! A ese ritmo, al cabo de unas cuantas semanas mi hija estaba grande y hermosa, y la nevera llena de leche congelada.
Luego, pase a un extractor un poco más sofisticado, eléctrico, doble. Este me lo presto otra amiga, porque el manual heredado, de tanto uso, se daño. Me costó acostumbrarme a usarlo. Prefería el manualito, más demorado, pero más para mi. Mucho tiempo después entendí que a esa alturas realmente no lo necesitaba. Sara ya tenía un año. La lactancia estaba perfectamente establecida hacia tiempo, y el extractor era más para sentirme aliviada cuando sentía los senos cargados, que para ayudarme a mantener la lactancia de Sara. Pero era imprescindible en mi vida, y así lo use varios meses más.
Hoy sé que gran parte del éxito de mi lactancia se lo debo a ese par de aparaticos que mis amigas, de manera altruista, me facilitaron. Ellas sin saberlo, me "bancaron". Me ayudaron a establecer exitosamente mi lactancia, a tener la tranquilidad queda una nevera llena de mi leche, a aliviar el dolor cuando tuve alguna obstrucción, a sentirme cómodo en mi propia piel cada vez que lo necesite, cada vez que lo sentí necesario.
Por eso, cuando estaba revisando el número 4 de la revista Enredo de Las Casildas no pude más que sentirme inmensamente feliz e identificada por la iniciativa "Yo te banco", el primer Banco de Sacaleches de Argentina (y creo que de la región), a través del cual cualquier mujer puede tener acceso al extractor que necesite, usarlo el tiempo que desee y luego, devolverlo para que otra mamá lo use. Simple, inteligente y maravilloso.
Durante los dos años que tiene la iniciativa, los equipos han viajado por todo el país, ayudando a madres lactantes en sus casas, oficinas y hasta en los hospitales. La mayoría son regalos de otras mamás que al conocer la propuesta, ofrecen el sacaleches que ya no usan. En algunos casos son donaciones de algunas marcas conocidas. ¿No les parece increíble? Esta iniciativa está en pié, funcionando y ayudando de manera desinteresa a muchas mamás que de no ser así, no habrían tenido la oportunidad de disfrutar de los beneficios de un sacaleches. Mujeres ayudando a mujeres. Tribu. Increíble que a ningún gobierno de estos que dicen apoyar la lactancia materna, se le haya ocurrido una idea tan inteligente, útil y sencilla. Esto si es apoyar la lactancia materna.
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24 octubre 2013
Mujeres Madres
Para nosotras, las protagonistas de una revolución silenciosa.
Imposible sentirme más identifica y reflejada. Gracias a Cami por difundirlo y a Las Casildas por ayudarnos a visibilizar lo que somos y sentimos las mujeres madres, y lo maravillosa y confrontadora qué es la maternidad.
Imposible sentirme más identifica y reflejada. Gracias a Cami por difundirlo y a Las Casildas por ayudarnos a visibilizar lo que somos y sentimos las mujeres madres, y lo maravillosa y confrontadora qué es la maternidad.
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17 octubre 2013
Confío
Confío en la vida, en sus bemoles, en su sentido misterioso, que solo desciframos con el tiempo.
Confío en el amor, en su amplitud, en sus grises, en sus versiones, en sus innumerables y deliciosos matices.
Confío en que mi hija me ama, y en que el amor indescriptible que siento por ella, nos cuida, nos protege, nos salva.
Confío en los reencuentros, en el amor presente, en el legado de los amores pasados, en las amistades que siempre han estado y en las que vuelven.
Confío en mi familia, y en que siempre van a estar, a pesar de todo.
Confío en la calidez de los abrazos. Y en el sonido del mar: en el arrullo del mar que amo.
Confío en que siempre habrá un próximo post, un nuevo amigo, una oportunidad más.
Confío en el poder de mi útero, en la magia de mi cuerpo, en el legado milenario que implica ser mujer.
Confío en que todo saldrán como tiene que ser. En el presente que tengo y el futuro que me espera.
Create a “What I Trust” List vía Danielle LaPorte
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09 octubre 2013
Sigues aquí
Pasan los días y sigues aquí. No me molestas, de hecho a menudo alegras mis días trayendo recuerdos que no quiero olvidar, cosas que ya abría archivado si no estuvieras. Pasan los días y sigues aquí. Algunos días más presente, otros ligeramente perceptible. He leído que es normal - aunque inusual- que no hayas desaparecido, y me pregunto, si no será que mi mente o mi añoranza de otras épocas es lo que te mantiene viva y fluyendo en mis pechos.
Pasan los meses y la verdad es que estoy tan acostumbrada a tenerte conmigo que casi olvido que a pesar de que Sara no mama, continuas produciéndote dentro de mi. Y, pienso, ¿por qué sigues acá?, ¿cuanto más durarás?, ¿qué tengo que aprender?, ¿qué me quieres enseñar? Y te siento y lo sé.
Si recapitulo, tengo la certeza de que ahora te conozco mejor que antes. Y a través de esta observación inconsciente de ti, he descubierto como cambias con mi ciclo, como estás viva y como mi cuerpo acoge tu vitalidad y se nutre de ella de mil maneras distintas, en cada momento del mes. Como haces crecer el volumen de mis curvas, como a veces eres clara y otras, espesa, aceitosa y mucho más oscura. Estás tan viva. Y ese sentimiento me confirma mi propia fuerza, haciéndome sentir viva, útil, fértil.
Pasa mi vida, nuestras vidas y sigues aquí. Y no tengo idea de cómo será cuando no estés. De cómo sentiré tu vacío después de que has ocupado tanto espacio físico y emocional en mis días. Por que no estarás para siempre, no necesitas estar para siempre. Así que disfruto y trato de entender lo que me regalas, hoy, ahora, aquí: conexión conmigo misma, conversaciones con Sara que antes eran imposibles, conocimiento de mi cuerpo, de su poder, de nuestro maravilloso poder.
Gracias por llegar, seguir aquí y permanecer el tiempo necesario.
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07 octubre 2013
Mamás Emprendedoras: Happy Hamlet
Hace un tiempo recibí un mail de Ana, un mail donde me contaba su proyecto de familia, y al instante me pareció una aventura maravillosa y valiente, digna de compartir y contar. Ana es española y vive en Barcelona, con su pareja y sus dos niños. Su proyecto gira alrededor de lo que ella y su familia más aman: viajar!!! Así nace Happy Hamlet, una comunidad de familias de todo el mundo que intercambian sus casa para irse de vacaciones, compartiendo y disfrutando su deseo de viajar y sentirse en casa siempre, sin importar el lugar que quieran conocer o visitar.
Surgió de nuestra propia experiencia, primero como pareja y después ya con niños llevamos 8 años intercambiando casas. Han sido 20 intercambios en diferentes partes del mundo. Y queríamos crear un lugar de encuentro para familias que quisieran probar esta forma de viajar.
¿Cuáles son las ventajas de esta forma de viajar?
La más evidente es el tema económico, de entrada te ahorras el hotel o apartamento lo que supone un ahorro muy importante. También cuando el precio del alojamiento no es un condicionante puedes hacer vacaciones más largas y tomártelo todo con más calma respetando las rutinas familiares, especialmente si hay bebés o niños pequeños. Y poco a poco vas descubriendo otras ventajas, por ejemplo, poder descubrir otros países como un local lo haría, alejados de las zonas turísticas y algo que nos parece importante, enseñarle a nuestros hijos la importancia de compartir... su casa, sus juguetes al mismo tiempo que otra familia hace lo mismo por ti.
¿Y por qué la gente no lo hace más a menudo?
Creo que el miedo es el freno más importante. Y lo entiendo perfectamente, todos hemos pasado nervios sobretodo la primera vez. Pero una vez lo pruebas descubres que esa otra familia solo busca lo mismo que tú. Un bonito y agradable lugar donde pasar las vacaciones y sentirse como en casa.
¿Nos cuentas algún viaje que recuerdes especialmente?
Este verano de 2013 pasamos tres semanas en Dinamarca, en una preciosa casa de campo donde cuidamos de dos caballos. Tengo que decir que es poco común intercambiar casa con animales pero en este caso decidimos dar el paso porque nos pareció una experiencia fantástica para nuestros dos niños. ¡Y lo fue! Cuidar de los caballos sólo nos llevaba una hora al día y fue un cambio total sobre nuestra vida habitual en una gran ciudad.
¿Qué le dirías a la gente que se queda en casa por falta de medios económicos?
Que ante la crisis hay que tener creatividad. Y que no es cierto como alguna vez he oído que "cuando tienes niños es más difícil viajar". El intercambio es una forma barata y cómoda de viajar a cualquier lugar del mundo. Por supuesto aún tienes el coste de los billetes de avión pero por ejemplo en Europa hay billetes muy baratos o incluso puedes hacer un intercambio cercano y hacer el viaje en tren o autobús.
¿Qué le dirías a la gente que puede tener miedo de intercambiar las casas?
Que lo pruebe, especialmente si tienes niños. Que es una experiencia muy bonita para toda la familia y que no se arrepentirán. En nuestros 20 intercambios no hemos tenido ninguna mala experiencia, al contrario algunas muy agradables como por ejemplo que alguna familia te deje su casa para alojarte sin que haya siquiera intercambio (porque tenían otros planes en vacaciones y prefieren que haya alguien a que se queden unas semanas vacía) o que nos hayan ofrecido su coche a pesar de que nosotros no podemos ofrecerle uno (no tenemos). Es una forma fantástica de viajar para las familias, ¡sólo hay que probarlo!
Gracias Ana por compartir tu proyecto e inviatrnos a vivir este tipo de experiencias en familia. Y tú, ¿te ánimas a unirte a Happy Hamlet?
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02 octubre 2013
Quiero crecer
Reconozco que sería mucho más fácil y cómodo tener un hijo alineado con mamá. Sería más sencillo tratar de convencerla de que yo soy la dueña de la verdad y la razón, y que, por lo tanto, lo que ella quiera o piense no tiene mucha importancia. En definitiva, implicaría para mi un trabajo menos demandante e intenso, en la crianza diaria. Sin embargo, el costo para mi pequeña sería demasiado alto: adormecería su voluntad, minaría su autoconfianza, destruiría su deseo natural de ser en función de su propia existencia y anhelos personales. Yo misma fui una niña muy pendiente de complacer a mamá y a los demás. Con más miedo a fallarles, que a renunciar a mis sueños. Así que sé exactamente de que les hablo y no es nada sencillo.
No quiero decir con esto que pasar de criar a una bebé "obediente" y "sumisa", a criar una niña "rebelde" y "voluntariosa", sea simple. La realidad es que para mi representa un reto de proporciones inmensas. Es un esfuerzo permanente de empatía y respeto, que implica una dosis gigante de consciencia y paciencia, que muchas veces no tengo y no se de dónde sacar. Implica trabajar en lo que más me cuesta. Ejercitar mi capacidad de negociación. Aprender que merece, desde ya, tomar muchas decisiones de su vida por si sola: qué desea comer, cómo se quiere vestir, que le gustaría jugar o hacer. Implica aprender a lidiar con el sentimiento absurdo de inconformidad que estos desacuerdos cotidianos me generan. Requiere explicarle con amor por qué algunas veces la respuesta es "no", y que eso no significa que su deseo no se valido, que la desprecie por eso, o que la amé menos.
Oficialmente puedo decir que soy la mamá de la niña que quiere crecer, y me siento feliz y complacida por eso.
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22 septiembre 2013
Mi plan
Mi plan es estar junto a ti, pegadita a ti, observándote de cerca, grabando en mi mente cada centímetro de tu piel.
Mi plan es comprenderte, entendiendo como tu pelo dorado te define, reflejando en su alboroto lo que eres, tu energía inagotable, tu vitalidad de niña.
Mi plan es mirarte, descubriendo como tus pestañas son inmensas y tus manos un diminuto y complejo poema.
Mi plan es arruncharte y consentirte mucho, para que no olvides que mi amor por ti es infinito y que no depende de nada.
Mi plan es grabarme para siempre tu voz, tus dichos y tus maravillosas reflexiones, que llenan de magia y sencillez mi existencia.
Mi plan es decirte "te amo" muchas veces al día, mil veces cada día, sin importar lo que haya pasado, sin importar si hace sol o está cayendo mucha lluvia.
Mi plan es estar a tu lado cuando ríes y mucho más cuando lloras, consciente de que tu llanto abre de par en par mi alma, reviviendo viejas heridas que había olvidado o que creía curadas.
Mi plan es pedirte perdón todas la veces que sea necesario, para que entiendas que mereces respeto y que soy bastante menos que "perfecta".
Mi plan es leerte un cuento y mostrarte mi alma, para que conozcas los grises de mi corazón, para que me quieras por lo que soy.
Mi plan es verte jugar y también jugar contigo, volviendo a ser una niña alegre, traviesa y atrevida, una niña más como tú.
Mi plan es aprender de ti, impregnarme un poco de tu dulzura y nobleza, de tu capacidad de aceptación y perdón, de tu esperanza y optimismo infinito.
Mi plan es recordar gracias a tu sonrisa lo simple que es ser feliz, lo sencillo que es abrir nuestro corazón a la alegría de estar aquí, de vivir.
Mi plan es estar a tu lado, crecer de tu mano, siendo real, siendo tu compañera, aprendiendo de ti todo lo que pueda, disfrutando esta vida que tenemos juntas, este instante que el universo a preparado para nosotras.
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15 septiembre 2013
Conexión
Estamos conectadas desde siempre, desde el primer instante en mi vientre, desde la primera vez que te tuve en mis brazos. Sin embargo hemos crecido, no somos las mismas. Ya no estamos fusionadas como antes, como si fuéramos una sola. El vínculo permanece seguro pero todo ha cambiado, mucho, demasiado rápido.
Las horas diarias separadas también nos pasan factura. Me concentro montones en el trabajo, y aunque no me olvido de ti, me resta energía para reconectarnos a mi regreso. Me cuesta reconectarme contigo a mi regreso. Hay días que son perfectos. Fluímos simplemente y esas dos horas antes de irte a dormir son el mejor regalo. Otros, todo es caos: vamos en contravía, no te entiendo, no me entiendes, desastre total. Y después que lo superamos y te duermes, me pregunto: ¿por qué todo tiene que ser tan complicado?
A veces quisiera devolver el tiempo a cuando eras una pequeña bebé. Pero ya no eres una bebé. Nos corresponde afrontar lo que somos ahora. No me mal entiendas, no es que no me gusté: adoro tu manera de ser, tu carácter, tu nobleza. Me encanta que podamos tener nuestras conversaciones y las maravillas con las que sales, tu punto de vista y tus ganas de verlo y conocerlo todo. Eres otra persona, independiente y distinta. Y eso demanda mucho más de mí, sobretodo emocionalmente hablando. Tienes derecho a disentir, a querer algo diferente, a exigirme más atención y presencia. Y muchas veces no lo logro. Estar siempre en balance no es fácil. No se me da natural y, la mayoría de las veces, me agota el esfuerzo.
Sin embargo, nuestra conexión sobrevive, muta, se adapta pero se mantiene. Confieso que he temido que se rompa y que no tenga remedio. Esos días en los que el enfrentamiento reina, lo temo más que nunca. Entonces me afano y trato de sanarnos, de darte espacio, de tomar mi espacio, pero dejando pistas para que no olvides que nos tenemos a pesar de cualquier cosa, de las peleas y lo desacuerdos.
Siento que nuestro vínculo es lo más preciado que tenemos. Y he comprobado que es bien fuerte. Sin embargo, ahora tengo la certeza, de que mantenerlo vivo y saludable, depende de mi. De mi capacidad de sentir empatía, de respirar hasta 10 antes de reaccionar, de ejercitar a diario el difícil y esquivo don de la paciencia, de amarte de manera incondicional, consciente del respeto que mereces, de la niña que eres, desterrando el egoísmo que a veces siento, aprendiendo a desconectarme y recargarme de energía con tu sonrisa, descifrando la manera de sortear todos los retos que me pones, intentando una y otra vez, sin rendirme.
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09 septiembre 2013
El colegio
Estamos buscando colegio para Sara. Y, para nuestra fortuna o infortunio, las alternativas son literalmente infinitas. Enloquecer en el proceso no es una opción, así que antes de que eso suceda, decidimos reducir las posibilidades drásticamente. Nos rehusamos a que se nos vaya un año entero visitando instituciones, oyendo discursos casi idénticos, que en lugar de hacer más fáciles las cosas incrementan la dificultad de escoger con tranquilidad y felicidad. Entonces, estamos aplicando solo a 4 colegios. Digo "aplicando" por que nos evalúan a todos como familia, no solo a Sara como posible estudiante, lo que ya es bastante tensionante.
Cuatro opciones parecen poco. La verdad es que sigue siendo un montón, pero era el número mínimo para mantener las posibilidades abiertas sin correr el riesgo de quedarnos sin colegio. Nuestras variables de filtro: enfoque educativo, ubicación, costos e intuición. Si, intuición. No se trata solo de argumentos racionales, se trata de abrir los sentidos y percibir si estamos en el lugar adecuado, si nos sentimos acogidos, en casa (me pregunto mucho si quizá, éste debería ser el único criterio a tener en cuenta).
No niego que él colegio sea importante. Simplemente no entiendo por que se ha vuelto una decisión tan sofisticada y con una carga emocional tan alta. Repito: el colegio es importante pero no taaaaaaaaan determinante como nos quieren hacer creer. No me como el cuento de que este lugar defina el futuro y la felicidad de nuestros pequeños. No creo que mida la clase de papá o mamá que somos, o defina el hombre o mujer que nuestros hijos serán en el futuro. Para mi la casa y la familia sigue siendo más importante y definitivos. Quizá sea tentador o conveniente comprar el argumento y convencernos que con escoger un "buen" colegio lo estamos haciendo todo. Pero esa es la realidad. O, por lo menos, no es como lo vemos.
Así que con todo esto en mente tratamos de tomarnos el tema con calma y perspectiva, dándole su justo y adecuado lugar. Evitando contagiarnos del estrés colectivo que sucita. Confiando en que tomaremos la mejor decisión para Sara y para la familia. Teniendo claro que si nos equivocamos, siempre podremos rectificar. Este camino apenas comienza.
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29 agosto 2013
Chantaje
Me detengo de inmediato tratando de recomponer la cosa, pensando que está mal y que no quiero educar a mi niña a punta de condiciones. Trato de cambiar el discurso, pero ya está hecho. Ella accede a mi deseo y, no tengo más remedio, que darle su recompensa. La palabra "incoherencia" comienza a rondarme y a molestarme insistentemente. Me culpo primero y luego, me hago promesas. Reflexiono y concluyo lo que ya sé de antemano, que no es la manera y que no puede volver a suceder.
Sin embargo, al día siguiente me encuentro en medio de una situación parecida y solo me doy cuenta de que nuevamente "está hecho", cuando las palabras ya han salido de mi boca como si tuvieran vida propia y mi mente no tuviera poder sobre ellas. ¿Qué pasa?, ¿qué me pasa? es como si estuviera en piloto automático haciendo cosas sin pensar, cosas con las que conscientemente no estoy de acuerdo.
Y ahí es que la consciencia comienza a molestar más que la "incoherencia". ¿Qué hago? Mi único consuelo es pensar que por lo menos mis chantajes no están pasando desapercibidos. Ya los identifico. ¡Quizás hace cuanto vienen sucediendo! Respiro... respiro y decido no torturarme con ello. Me centro... intento centrarme en que ahora los reconozco, así sea un poco tarde y no alcance a detenerlos. Los reconozco y estoy en camino de hacer algo distinto con ellos, de detenerlos a tiempo, de cambiarlos, de cambiarme. Los caminos de la crianza son un espejo inmenso y claro, en el que cuesta y duele verse reflejado.
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22 agosto 2013
Lo que extraño de las vacaciones
Estuve perdida unos días y fue por un motivo de importante: nos fuimos 5 días de vacaciones, a conocer a mi sobrino, a visitar a mi abuela, a saludar a la familia. Y ahora, que estoy de regreso tengo el "guayabo" correspondiente, durante el cual no he podido dejar de pensar en todo lo que extraño de estos días de relax y descanso. Por que en definitiva, NUNCA, las vacaciones serán suficientes.
Esto es lo que más extraño de nuestros recientes días de descanso:
- Despertarme a la hora que me de la gana o a la hora que a Sara se le antoje.
- Desayunar todos los días con jugo de naranja, que alguien más prepara feliz para mi.
- Hacerle siesta al desayuno, al almuerzo y a la comida.
- Meriendas de mago biche con sal, jugo de corozo y ciruela verde.
- Conversar de todo y de nada, el día entero, sin prisa, sin planes, solo disfrutando del momento.
- Leer, leer, leer. Leer hasta que los ojos no den más.
- El calor y la brisa salada del mar.
- Comer todo lo que quiero sin pensar en la dieta y aun así, sentirme bella.
- El tiempo juntos: los tres, los cuatro, los cinco, todos y muchos más.
- Hacer de tía, en todo el sentido de la palabra.
- Disfrutar cada segundo del día de Sara, contemplándola mientras duerme; complaciéndola con "mini piscina" en una ponchera a la hora del baño; acompañándola en las meriendas; viéndola perseguir gatos, iguanas, ardillas, bichos y demás; besándola en promedio mil veces al día; "muñequiando" con sus 5 cambios de ropa al día; descubriéndola como prima mayor; nutriéndome y agotándome con su indomable energía; enseñándole que ella lo puede todo, que juntas lo podemos todo; recogiéndole el pelo cuando suda; jugando con sus castillos y dragones imaginarios; secándole cada lagrima, de tristeza y de alegría; deleitándome con sus carcajadas y sus "tonterías".
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La mujer que bota fuego
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Día Vientidos
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La mujer que bota fuego
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