El amor después del amor, esta lleno de extremos, contrastes e intensos momentos. Se deshace en mis manos, es líquido, amorfo, prácticamente intangible.
El amor después del amor que te regala la maternidad, se oculta detrás del cansancio y el sueño, de los miedos y las suposiciones, del desespero y los silencios. Se mimetiza en la rutina con tanta maestría, que parece inexistente, perdido.
El amor después del amor es más real. Esta despojado de ideas falsas y romanticonas. Esta desnudo, solo y desnudo sobre el asfalto. Sin maquillaje, sin remiendos estéticos y nos asusta.
El amor después del amor le huye al recién nacido y su poderío, y se oculta para no salir herido. Se sume paciente en una sombra, a la espera de luz verde, de un atisbo de esperanza.
El amor después del amor tiene muchas caras y disfraces y antifaces. Y parece un recuerdo lejano, una ilusión, una historia del pasado. Una cosa extraña de la cual olvidas su sabor, su presencia, su color, embriagada en el amor de madre que lo llena e inunda todo.
El amor después del amor está sumido en un profundo sueño, hibernando, tomándose su tiempo, debilitándose mientras los días pasan. Esperando una alarma instintiva que lo despierte, que lo llene de urgencia, con hambre, con ganas de devorarlo todo.
El amor después del amor necesita despertar, renacer, volver a crecer, re-vivir y demostrar que está ahí, que nunca se ha ido, y que sigue siendo el de siempre, el de antes, el que conoces bien, el que añoras día y noche, en silencio.
El amor después del amor es también una canción que ya no se canta tanto. No porque Fito Paéz no deje de intentarlo; es porque el canto a las grandes causas se hace cada vez más pequeño. Le cantan al desamor, al amor de antes, al amor que se fue, al amor perdido. Le cantan al amor imposible, le cantan al gran amor de héroes y princesas. Pero al amor constante, resiliente, el que queda entre un par (mamá-hijo) (papá-hijo) ese amor ya no importa tanto: qué fortuna. Porque es tuyo, no es ese amor de mostrar empalagoso que quiere gritarle al mundo qué tan buen padre o madre se es. Es un amor que uno solo reconoce y que el otro, el hijo, sabe leer entre líneas, entre en un "no", entre un abrazo cuando llega del bus del colegio. Ese amor va a cambiar tanto que será siempre después de otro amor. Gracias por recordar el amor al que nadie le canta.
ResponderEliminarEse amor del que hablas me toma por sorpresa todos los días, me habla al oído cuando estoy a punto de perder la paciencia, me sube a las nubes y me lanza de ellas sin paracaídas pero con una red resistente, invisible, al final de la caída. Ese amor es un regalo inmenso, un mutante, un embrujo sin el que me es imposible vivir. Ese amor lo conocemos bien los dos. Y estoy de acuerdo contigo, este amor siempre será un amor después del amor. Gracias por tus palabras, gracias por volver a mi casa, a tu casa.
EliminarA mi también me asusta y tampoco lo imaginaba así. Habremos de encontrar la esencia para no perderla y guardarla fuerte fuerte.
ResponderEliminarAdoro tus textos
Miles de besos
Adoro saber que me lees y que estamos unidad por nuestras palabras y reflexiones a pesar de la distancia. Un abrazo profundo y fuerte de aquí hasta donde estés!
Eliminarqué bonito post... pero es muy importante no olvidar ese amor que ha pasado a un segundo plano porque el amor hacia nuestros hijos lo iinunde todo
ResponderEliminarGracias por tu comentario!!! Que el amor lo inunde todo!!!
Eliminar¡Qué maravillosa manera de plasmar lo que siento! Gracias por ponerle palabras a unos pensamientos. Un placer de lectura
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