30 octubre 2012

10 cosas que debes saber antes de ser mamá


  1. El embarazo no es una enfermedad, es un estado maravilloso, mágico, que te conecta como nunca con la magia de la vida, la perfección de tu cuerpo femenino y la capacidad de amar sin medida.
  2. Disfruta cada segundo, gózate este aventura. El tiempo pasa muy rápido, y más aún cuando somos mamás. A veces trato de recordar como se sentía tener la panza gigante y me lleno de nostalgia. Tuve la fortuna de disfrutar de mi embarazo, de deleitarme mientras mi cuerpo cambiaba y mi barriga crecía. Eso me permitió conectarme con mi instinto y con mi bebé desde los 1eros momentos. Así, que sin importar tus circunstancias personales recuerda que este es un momento especial, que es hora de detenerse y de contemplar como la vida se abre paso a través de ti.
  3. Empodérate. Lee mucho, infórmate, aprende, conoce de todo lo que creas necesario: gestación, parto, lactancia, crianza, familia, tribu, cambios físicos y emocionales. El conocimiento es nuestra principal fuente de poder, tranquilidad y confianza.
  4. Concéntrate en lo realmente importante. Y lo más importante no es el cuarto del bebé, ni la ropa, ni el montón de artilugios innecesarios que la industria nos vende como imprescindibles. No, lo importante es el vínculo, la relación que vas a construir con tu pequeño desde el vientre a través del amor, la consciencia, el contacto y el tiempo que disfruten juntos. 
  5. El bebé necesita a su mamá, la mamá necesita a su bebé. Nada más cierto y verdadero. Los bebés nacen indefensos y necesitan de la cercanía y el contacto permanente de su mamá o en su defecto, de su cuidador permanente. Y eso solo se construye sumergiéndose en un tiempo sin tiempo, lleno de piel, de leche materna, de contacto, amor y proximidad. Así que mi recomendación es que desde el 1er segundo trates de estar el mayor tiempo posible con tu bebé. Hazte a un buen portabebé, llévalo contigo, esfuérzate por sacar adelante la lactancia materna, tomate el tiempo que necesites para conocerlo y para que él te conozca.  
  6. Busca una tribu. Cada día me convenzo más de esta realidad: las madres necesitamos apoyo y soporte, principalmente durante estos 2 primeros años de crianza.  Así que habla con tu pareja si la tienes, asegúrate de que entiende el tipo de apoyo que vas a necesitar, lleguen a acuerdos que te permitan dedicar tu tiempo y energía al bebé, lo máximo posible. Contacta otras madres como tú, asiste a grupos de crianza y lactancia. Si no te es posible, igual únete a nuestra tribu virtual. Aquí en internet somos muchas y todas estamos dispuestas a compartir y apoyarte.
  7. No todo va a ser color de rosa. Estamos acostumbrados a la imagen de la maternidad que vemos en las revistas y la televisión. Una maternidad poco realista con madres de imagen perfecta, siempre felices, con niños sonrientes, poco demandantes, que duermen toda la noche y nunca lloran. Pues es hora de que te enteres que la realidad dista mucho de ese imaginario edulcorado, traído de los cuentos de hadas. No quiero decir con esto que la felicidad no será inmensa e increíble, no. Pero lo cierto es que este es un periodo difícil, lleno de cambios, que nos exigen y nos retan, y para lo cual necesitamos tiempo y espacio de entendimiento y asimilación.
  8. Confía, confía, confía. Tu cuerpo es perfecto, así que confía en sus capacidades y en tu instinto materno. Somos capaces de concebir y de tener a nuestros hijos de manera natural y placentera. También somos capaces de amamantarlos, y de criarlos con amor, consciencia y respeto. Por eso, lo único que necesitas es confiar en ti, en tu poder y en tu naturaleza femenina. La confianza hará realidad la magia.
  9. Todo el mundo va a opinar, pero la unica opinión que importa es la tuya y la de tu pareja. No creo que haya mucho más que agregar. No hace falta ser grosero ni tajante cuando recibimos consejos no pedidos a diestra y siniestra. La mejor opción es escuchar, tomar lo que te sirva y dejar de lado lo demás. Es tu hijo, tu familia y son tus decisiones. Solo tuyas, de nadie más.
  10. Lo más importante es el amor, el tiempo y la conciencia. No somos madres perfectas y la verdad es que, por fortuna, nunca lo seremos. A través de estos dos años larguitos de ser mamá me he dado cuenta que la perfección no es lo importante. Nuestros hijos no necesitan madres ideales sino madres (y, por supuesto, padres también) amorosas, respetuosas y conscientes. Comprometidas con ellos y llenas de ganas de dar lo mejor, de aprender cada día de sus errores, de crecer de la mano con sus hijos.
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25 octubre 2012

En estas andamos...


Para mi, una de las cosas más complicadas de ser mamá, es ver a mi chiquita enferma. No importa cuan grave o pasajera sea la afección, verla achicopalada, triste, desganada y dolorida, simplemente me descuaderna. No solo porque realmente me preocupa su salud, sino porque la impotencia de no poder hacer nada es algo que me cuesta tolerar. 

Recuerdo que cuando era una bebé y lloraba sin razón sentía algo parecido. Es una sensación extraña, difícil de describir. Como un vacío, una desesperación llena de ansiedad, que de repente aparece y que no se como gestionar. Y me choca, me choca mucho. Porque se supone que cuando ella se enferma yo debería guardar la calma y estar en control, pero resulta que me angustio, me irrito, me asusto mucho y pienso lo peor. Aparentemente puedo parecer tranquila y hasta lucir segura pero la verdad es que por dentro soy un maremagnum de emociones, que logro esconder de todos muy bien, menos de ella. Por que ella, tan chiquita, me lee mejor que nadie. Me conoce mejor que nadie. Se conecta conmigo como nadie. Y mientras yo trato de mantener la calma y de ayudarla a lidiar con el malestar físico, simultáneamente, vivo mi propio malestar emocional. 

Así es que en estas andamos, adoloridos, trasnochados, cansados, un poco angustiados y esperanzados en que el virus pase pronto, para olvidarnos de los vómitos y de está intranquilidad sin nombre, que nos tiene azotados. Para volver a nuestra normalidad, a nuestra rutina llena de canciones y sonrisas, de tardes de parque sin jarabes y medicinas, con ganas de jugar y saltar por toda la casa, sin dolores de panza, con la gritería y la alegría de siempre.

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22 octubre 2012

Por eso


En este instante vuelve a llover.
Acá, está lloviendo a diario y mientras, no me queda más que ver caer agua. No odio la lluvia ni mucho menos, pero definitivamente no son mi elemento. Para mi el frío y los aguaceros lo complican todo: me cambian el genio, me estresan, me hacen ver las cosas más grades y graves de lo que realmente son. 
Y eso es lo que creo que me pasa en este preciso instante. 
Por eso el silencio. 
Por eso el cansancio. 
Por eso las ganas de escapar y dejar todo botado. 
Por eso, esta sensación de dolor de estómago permanente, de nervios, de inseguridad, de desazón que se traga por completo mi energía. 
Por eso.. se en el fondo que no es solo por eso. 

Y en medio de mi "mood" que ni yo misma me aguanto me tropiezo esto en el Blog de Abrazarte

"Cuando no estamos bien, no es fácil actuar bien. Tanto niños como adultos necesitamos primero calmar nuestras emociones y luego sí, buscar soluciones.Como sabemos, el ejemplo enseña más que las palabras, así que construyamos juntos una lista de lo que podríamos hacer como educadores para retirarnos y sentirnos mejor (no siempre nos podemos retirar físicamente, en estos casos podemos retirarnos del problema con distractores).
Es importante que antes de retirarte en un momento de estrés, les informes a tus hijos qué harás y por qué, así sabrán que no es personal, ni es abandono y que tú eres quien necesita volver a retomar el control de tus emociones."
Y siento que no puede llegar en mejor momento.  :)
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11 octubre 2012

Cerquita Mío

“El placer de llevarte Cerquita Mío” es un carnaval de Blogs iniciado por Cerquita Mío, para celebrar la Semana Internacional de la crianza en brazos 2012 y dar a conocer lo maravilloso de llevar pegaditos nuestros hijos siempre cerquita nuestro…

No concibo mi día a día sin Sara pegadita a mi. Es una necesidad física como comer y dormir. Recuerdo que cuando era una bebé pensar en estar lejos de ella era, simplemente, algo inconcebible. Si por algún motivo nos separábamos, tras 15 o 20 minutos lejos, comenzaba a sufrir de una manera desesperada, y al final, corría como loca, y hasta dejaba las vueltas a medias con tal de volver de inmediato a casa a tenerla cerquita. 

Esa fe una de las principales razones para explorar el mundo de los portabebés. Comencé con un fular elástico (que ame con pasión) y seguí con este casi hasta el año de edad. Luego, pase a la bandolera y al mei tai, y la verdad, todos se convirtieron en mis mejores aliados para estar siempre con ella, llevarndola conmigo para arriba y para abajo. Llevar a Sara en brazos se convirtió en la mejor opción, de conocerla, de conectarnos y de disfrutar cada segundo juntas.

Por eso, no puedo estar más feliz de haber tenido la oportunidad de conocer el porteo y haberlo explorado y disfrutado al máximo con mi pequeña. Y hoy, con motivo de La Semana Internacional de la Crianza en Brazos, me uno a la inciativa de "Cerquita Mio".







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08 octubre 2012

Me derrito

Me derrito de solo verte,
mientras me hablas y corres por la casa,
con tu mirada inquieta y tu pelo alborotado.

Me derrito cuando me miras o me dices sin ningún motivo que me quieres,
o cuando nos pides puré con cara de "delicia", inventando palabras,
haciendo montones de caras, contándonos que jugaste en el jardín
y que quieres ver "El pájaro carpintero", una y otra vez.

Me derrito cuando irrumpes en el baño mientras me ducho,
y me llamas y me cuentas historias que no entiendo por puro pretexto,
solo para estar cerca, solo para verme, solo para mojarte.

O cuando bailas y cantas con las manos en la cintura, imitando, disfrutando.
Y también cuando te tiras conmigo en el piso,
imaginando mariposas de colores,
cocodrilos amigos que juegan con monos y gatos bigotones.
Y pides con vehemencia "kekika mamá" y luego, dices a gritos "ota kekika mamá".

Y mi corazón se arruga cuando lloras, sin importar el motivo,
con solo escuchar tu llanto, mi alma se estruja y se pone en alerta,
y se oprime, y sufre más de lo que tu sufres.

Pero al instante me derrito nuevamente,
mientras nos fundimos en un abrazo y te hablo,
acariciando tu pelo dorado, y te explico que es hora de dormir,
o que necesitas la medicina,
o que no podemos salir sin zapatos por que hace frío y llueve.

Me derrites a diario cuando llego del trabajo,
y me gritas "mamá, mamá, mamá",
con una emoción que no te cabe en el pecho,
que me conmueve hasta las lagrimas y que no se como describir con palabras.
Y que me hace pensar en lo mucho que te debo,
en lo agradecida que estoy de tenerte,
de verte crecer,
de disfrutarte,
de amarte,
de alimentar a diario este vínculo especial que tenemos
y que nos hace felices,
llenas de una necesidad mutua que no tiene medida.

04 octubre 2012

Serás madre toda la vida...

Gracias a "Crecer juntos con Arte" por estas palabras que han tocado mi alma y que me confirman que vale la pena dedicar mucho tiempo de calidad a nuestros hijos, acompañarlos a crecer, a aprender, llevarlos de la mano, vivir la vida a su lado.


RESPIRA. Serás madre toda tu vida.

Enséñale las cosas importantes. Las de verdad.
A saltar en los charcos, a observar a los bichitos, 
a dar besos de mariposa y abrazos muy fuertes.

No olvides esos abrazos y no se los niegues NUNCA:
 puede que dentro de unos años los abrazos que añores sean los que no le diste.

Dile CUÁNTO LE QUIERES siempre que lo pienses.
Déjale imaginar. Imagina con él.
Déjale llorar. Llora con él.
Las paredes se pueden volver a pintar. 
Los objetos se rompen y se reemplazan continuamente.
Los gritos de mamá DUELEN PARA SIEMPRE.

Puedes fregar los platos más tarde.
Mientras tú limpias él crece.

Él no necesita tantos juguetes.
Trabaja menos y quierele más.

Y, sobre todo, RESPIRA.

Serás madre toda tu vida.
Él sólo será niño una vez.

Autor: Jessica Gómez Álvarez de Háblame Bajito




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01 octubre 2012

Encuentros reveladores

La semana pasada asistí al 2do taller de padres en el jardín de Sara. El asunto a tratar: "Género: un tema de debate". La verdad es que cuando vi la invitación, no le puse mucha atención. Sin embargo me agendé y me alegra mucho haber asistido.

El taller tenía una dinámica sencilla: en grupos de 4 o 5 padres, debíamos dibujar a un hombre y a una mujer, y construir una historia alrededor de ellos. Esta actividad fue suficiente para romper el hielo e integrarnos, y también, para que nuestros estereotipos e imaginarios de lo que "debe ser" un hombre y una mujer, comenzaran a aflorar. 

Entonces aparecieron los prejuicios y los miedos. Los modelos trastocados, la intolerancia, los patrones estereotipados. Las luchas permanentes por tratar de no repetir nuestras propias historias, ni la manera como muchos fuimos criados y encasillados. El feminismo malentendido, el machismo exacerbado. Las confesiones de emociones castradas, bajo patrones equivocados de una masculinidad insensible. Historias increíbles donde el género marca el nivel de respecto con el que somos tratados, las oportunidades que tenemos a la mano, el sueldo que nos ganamos. Montones y montones de preocupaciones teñidas de desigualdad y prevención, que nos ciegan como padres y nos impiden ver que no hay "juegos de niños", ni "cosas de niñas". Una lluvia de confesiones. Una catarsis sincera y colectiva.

Y después de exponernos y escucharnos por un buen rato, llego el momento de la reflexión, la mirada en el espejo, la sorpresa al escucharnos con detenimiento y el deseo inmenso de cambiar las cosas desde nuestras casas, desde la manera como criamos y educamos a nuestros hijos, por que aunque es innegable que hemos avanzado mucho como sociedad en cuanto a la equidad de genero, fue más que evidente que aún nos falta mucho camino por recorrer. Por que aunque al parecer tenemos ideas claras sobre la concepción correcta de hombre y mujer que debería existir en nuestra comunidad, la cultura juega un papel muy fuerte e importante en lo que realmente decimos y hacemos.

Y nos sorprendimos mucho, y me sorprendí, por que prácticamente sin darnos cuenta, repetimos frases, hacemos bromas, reaccionamos de cierta manera ante algunas situaciones, de manera automática y desprevenida, perpetuando lo que decimos no querer perpetuar: superioridad de unos sobre otros, de hombres sobre mujeres, de adultos sobre niños, de fuertes sobre débiles, de ricos sobre pobres y así.  Patriarcado en su máxima expresión.

Bueno y después de semejante baldado de agua fría, allí estábamos un grupo de papás reunidos, sin máscaras, una tribu de carne y hueso, hablando de un tema importante, sin miedo a ser juzgados y con ganas de hacer las cosas de otra manera, felices por el espacio y por el encuentro, seguros de estar en el camino indicado, buscando la forma de hacer lo correcto.


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