01 octubre 2012

Encuentros reveladores

La semana pasada asistí al 2do taller de padres en el jardín de Sara. El asunto a tratar: "Género: un tema de debate". La verdad es que cuando vi la invitación, no le puse mucha atención. Sin embargo me agendé y me alegra mucho haber asistido.

El taller tenía una dinámica sencilla: en grupos de 4 o 5 padres, debíamos dibujar a un hombre y a una mujer, y construir una historia alrededor de ellos. Esta actividad fue suficiente para romper el hielo e integrarnos, y también, para que nuestros estereotipos e imaginarios de lo que "debe ser" un hombre y una mujer, comenzaran a aflorar. 

Entonces aparecieron los prejuicios y los miedos. Los modelos trastocados, la intolerancia, los patrones estereotipados. Las luchas permanentes por tratar de no repetir nuestras propias historias, ni la manera como muchos fuimos criados y encasillados. El feminismo malentendido, el machismo exacerbado. Las confesiones de emociones castradas, bajo patrones equivocados de una masculinidad insensible. Historias increíbles donde el género marca el nivel de respecto con el que somos tratados, las oportunidades que tenemos a la mano, el sueldo que nos ganamos. Montones y montones de preocupaciones teñidas de desigualdad y prevención, que nos ciegan como padres y nos impiden ver que no hay "juegos de niños", ni "cosas de niñas". Una lluvia de confesiones. Una catarsis sincera y colectiva.

Y después de exponernos y escucharnos por un buen rato, llego el momento de la reflexión, la mirada en el espejo, la sorpresa al escucharnos con detenimiento y el deseo inmenso de cambiar las cosas desde nuestras casas, desde la manera como criamos y educamos a nuestros hijos, por que aunque es innegable que hemos avanzado mucho como sociedad en cuanto a la equidad de genero, fue más que evidente que aún nos falta mucho camino por recorrer. Por que aunque al parecer tenemos ideas claras sobre la concepción correcta de hombre y mujer que debería existir en nuestra comunidad, la cultura juega un papel muy fuerte e importante en lo que realmente decimos y hacemos.

Y nos sorprendimos mucho, y me sorprendí, por que prácticamente sin darnos cuenta, repetimos frases, hacemos bromas, reaccionamos de cierta manera ante algunas situaciones, de manera automática y desprevenida, perpetuando lo que decimos no querer perpetuar: superioridad de unos sobre otros, de hombres sobre mujeres, de adultos sobre niños, de fuertes sobre débiles, de ricos sobre pobres y así.  Patriarcado en su máxima expresión.

Bueno y después de semejante baldado de agua fría, allí estábamos un grupo de papás reunidos, sin máscaras, una tribu de carne y hueso, hablando de un tema importante, sin miedo a ser juzgados y con ganas de hacer las cosas de otra manera, felices por el espacio y por el encuentro, seguros de estar en el camino indicado, buscando la forma de hacer lo correcto.


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12 comentarios:

  1. El género es otro territorio de luchas a muerte. Un procurador que sataniza el cuerpo es la muestra más reciente de esa manifestación de odio a lo que no es igual a nosotros: la mujer no puede decidir pero tampoco quieren compartir con ella (y ellos) la educación sexual desde niños... Estamos sumergidos en un medioevo largo, eterno, por cuenta del género.

    No queremos nuevas opciones porque lo nuevo implica romper un paradigma y una vez más estamos apuntando a orillas maniqueas donde el bien y el mal son pan de cada persona. Sin embargo, toda esta retahíla mía apunta a preguntas y discusiones personales, privadas.

    El género es una representación constante de una identidad que cambia, como una veleta, con cada nuevo viento. El que escribe esto es un hombre pero a ratos cuando recuerdo mi vida hace años, y me doy cuenta de que ese rol no alcanza para abarcar las dudas de comportamiento, deseos, sueños, tristezas.

    Hoy cuando veo a mi hija crecer pienso en el género como una oportunidad, otra, para que sea feliz. Pero esa felicidad no es compartida porque para otros el género es una prisión, una condena. Quiero acompañarla en esa aventura de encontrar su género como otra parte de lo que ella es pero no la única. Sobre todo ahora que los roles están desvaneciéndose rápidamente.

    Quisiera quitarle la idea de éxito asociada a género: mujer+mamá+exitosa+feliz+sexy todo al tiempo y siempre. Quisiera decirle que no todos los hombres somos: sexo+perros+distantes+silenciosos+inseguros. Y en esas ecuaciones más otras más complejas y privadas me debato a diario. Por ahora, que ella descubra quién es y que en casa encuentre un balance de tanto ruido que hay en todas partes.

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    1. Es difícil sobretodo cuando luchamos internamente y en nuestro propio circulo con estereotipos tan interiorizados que parecen naturales. Tengo que reconocer que desde que soy madre me debato aún más en estos temas. Y ahora que Sara está aprendiendo a hablar medito más cada cosa que digo y pienso, me cuestiono y me enfrento mil veces, todos los días, a mis propios miedos y prejuicios. Yo también quiero que Sara vea el género, su género, como una oportunidad para ser feliz y no como una cárcel o una restricción. Yo como mujer puedo decir que serlo es maravilloso, y que va mucho más allá de la belleza física y la delgadez que se ha convertido en un "deber ser " de lo femenino. Ser mujer nos conecta de una manera natural y salvaje con el mundo, con la tierra, con la naturaleza, y eso nos permite ver las cosas con otros ojos y nos llena de poder. Desafortunadamente, mi acercamiento a lo masculino es un poco más limitado y sesgado, igual espero poder también transmitirle una visión coherente de los hombres y de la masculinidad. Otro tema es también el respeto a la diferencia y a la diversidad, sin miedo, sin prejuicios y con tolerancia.. en fin, son tantas cosas que ya entre los dos, escribimos otro post. Como siempre es un HONOR contar palabras y tus valiosas reflexiones.

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    2. ¡Qué interesante y bella reflexión! Gracias.

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  2. Pareciera que en el siglo en el que estamos estas cosas no deberían suceder, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer. Cada uno de nosotros podemos hacer que eso vaya cambiando en la educación de nuestros hijos.

    Un abrazo

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  3. No habia tenido tiempo de volver a visitarte, pero alcance a leer este post, esta muy buena esta reflexion. Que buen jardin escogiste para Sara.
    A proposito de elecciones, queria preguntarte si me regalas el dato del ortopedista que vio a sara y le envio el aparato, es que Any salio con unos resultados no muy convincentes en sus radiografias pero el ortopedista que me asignaron es un incompetente que nisiquiera le hizo examen fisico y dijo que todo estaba bien, no me lo creo. Podrias darme el dato? Abracitos y Gracias.

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    1. Nata, el ortopedista de Sara se llama Luis Guillermo Robledo este es el teléfono 3759333, 6127543. Es muy bueno, espero la puedas llevar para que la revise. besos y gracias por dedicarme un ratico de tu tiempo. Besos.

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  4. Que bien que asististe y participaste en la junta, me da mucho gusto ver como te sigues involucrando en las actividades de Sara a pesar de tu carga de trabajo.
    Así es mi Zary, nos queda mucho por hacer en materia de género, pero Sara tendrá muy buena maestra:)

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  5. ¡Qué interesante ese espacio! Y qué bueno hacer esa reflexión. Estoy de acuerdo contigo: la cultura determina muchas de las cosas (bueno, más bien todas) que hacemos y decimos. Y sobreponernos a ella para superar prejuicios, estereotipos y no sé qué más implica conciencia (MUCHA), voluntad y fortaleza. ¡Cuánto tenemos que luchar para ser capaces de ver más allá de la superficie, del "así siempre se ha hecho" e incluso soportar, con convencimiento, las críticas o los cuestionamientos! Todas las posiciones deben ser válidas, pero esa misma tolerancia que pregonamos o queremos implica aceptar que la nuestra puede no ser siempre la que acepten los demás. Y vivir tranquilo con ello.
    Gracias por visitarnos, gracias por compartir tus experiencias y gracias por regalarnos un pedacito de esa hermosa maternidad.
    Saluditos,
    A.

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