Me detengo de inmediato tratando de recomponer la cosa, pensando que está mal y que no quiero educar a mi niña a punta de condiciones. Trato de cambiar el discurso, pero ya está hecho. Ella accede a mi deseo y, no tengo más remedio, que darle su recompensa. La palabra "incoherencia" comienza a rondarme y a molestarme insistentemente. Me culpo primero y luego, me hago promesas. Reflexiono y concluyo lo que ya sé de antemano, que no es la manera y que no puede volver a suceder.
Sin embargo, al día siguiente me encuentro en medio de una situación parecida y solo me doy cuenta de que nuevamente "está hecho", cuando las palabras ya han salido de mi boca como si tuvieran vida propia y mi mente no tuviera poder sobre ellas. ¿Qué pasa?, ¿qué me pasa? es como si estuviera en piloto automático haciendo cosas sin pensar, cosas con las que conscientemente no estoy de acuerdo.
Y ahí es que la consciencia comienza a molestar más que la "incoherencia". ¿Qué hago? Mi único consuelo es pensar que por lo menos mis chantajes no están pasando desapercibidos. Ya los identifico. ¡Quizás hace cuanto vienen sucediendo! Respiro... respiro y decido no torturarme con ello. Me centro... intento centrarme en que ahora los reconozco, así sea un poco tarde y no alcance a detenerlos. Los reconozco y estoy en camino de hacer algo distinto con ellos, de detenerlos a tiempo, de cambiarlos, de cambiarme. Los caminos de la crianza son un espejo inmenso y claro, en el que cuesta y duele verse reflejado.
Hola, Cual seria la solución o la manera correcta de actuar.
ResponderEliminarGracias
Pues la manera correcta debería ser explicarle porque necesitamos que hago cierta cosa, y respetar su decisión, siempre y cuando no sea algo que vaya en contra de su integridad o seguridad. Creo que siempre hay la posibilidad de hablar y reflexionar con ellos con respeto, tratando de que conozcan las razones, sin pedirles o darles nada a cambio.Se que es difícil. Lo sé, más aun cuando en la sociedad en la que vivimos está instaurado que los niños son interesados y solo funcionan con chantajes. La verdad es que son as{i por que los enseñamos as{i, y luego nos quemamos de su comportamiento. Gracias por leerme.
EliminarSiempre tienes un post para algo que estoy viviendo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo linda!!
Abrazo para ti comadre!!
EliminarPues a veces son necesarios. Me explico: mi niña de 20 meses, por casa va descalza (genial, la dejo porque es bueno para ella). Quiere ir al parque, pues mi "chantaje" es "o te dejas poner los zapatos, o no vamos al parque"
ResponderEliminar¿Qué hago si no? ¿la llevo descalza por enmedio de la ciudad? ¿o no vamos a ninguna parte? ¿o se los pongo a la fuerza con la consiguiente rabieta?
Pues me parece que depende de como lo plantees es un chantaje o no. Entiendo lo de los zapatos, es lógico. Por eso deberías explicarle. Es pequeña, pero seguro te entiende. Podrías armarle la rutina para ir al parque en donde esta incluido ponerse los zapatos. Ella lo integra, no hay chantaje y todos felices. A veces solo es una cuestión de forma.
Eliminarsaludos y mucha suerte.
Es una lucha constante la nuestra, lucha contra los demás por hacer valer nuestros estilos de crianza en cuanto a la educación de los hijos... pero la lucha más difícil es la que tenemos con nosotras mismas, tirar lo que nos estorba, superar nuestros miedos, deshacernos de nuestras propias malas costumbres y hábitos intrínsecos por la educación recibida.
ResponderEliminarPero, tú ya diste el primer paso: reconocerlo, ahora a seguir andando.