Mostrando entradas con la etiqueta 20 meses. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 20 meses. Mostrar todas las entradas

28 mayo 2012

La edad del "no"


Es oficial: Sara está en la etapa del "no". Esta corta pero importante palabra a resurgido en su creciente léxico para quedarse de manera recurrente y reiterativa, por una buena temporada. "No", es su vocablo favorito. Es la sílaba del momento. Es el #TrendingTopic de nuestra familia. Es la respuesta perfecta a todo. En el preciso instante en el que está a punto de contestar cualquier pregunta, se saborea y disfruta pronunciando "no", una y otra vez. 

Dice "no" a pesar de querer decir "si". Repite "no" así en medio de la negativa haga lo que le pides. Dice "no" con una voz dulce, mientras suelta una sonrisa o te aprieta con sus pequeños brazos. Dice "no" una y mil veces al día, con motivos pero sobretodo sin ellos. "No" cuando le pido un beso. "No" a la hora de despertarse. "No" para lavarse los dientes. "No" si le digo que es hora de comer. "No" cuando se baña y también cuando baila. Hasta dormida, mientras sueña, repite una y otra vez "no".

Estoy segura que viene pasando hace días pero solo hasta hoy fui consciente del tema. Esta mañana después de una seguidilla de "noes" en medio de muchas risas, de pronto comprendí que aunque entiende perfectamente el significado de esta palabra, cada vez que la dice lo hace realmente para decirnos: "hey, puedo decidir", "hey, tengo el poder de hacer lo que quiero", "hey, yo soy yo, un ser a parte, una persona diferente e independiente.. yo soy Sara".  

Otra señal más de que está creciendo. Un signo más de que ya casi es un pequeña niña que habla, de que está a punto de cumplir 2 años. Y ahora su manera de decirme que el tiempo pasa y que ella está cambiando es oponiéndose a todo, reafirmándose como la niña que ya es, autónoma, distinta de su mamá. 

Que felicidad verla crecer feliz y vital. Y que nostalgia también, revuelta, mezclada y sentida al mismo tiempo. La bebé crece y el puerperio se me va. En dos meses cumple 2 años. Muy pronto serán muchos más. Me queda el sabor dulce de esta etapa vivida, disfrutada a tope. Mucha felicidad tatuada en el alma. Hermosos recuerdos que regresan con cada "no" que dice Sara y que entrelíneas me dice que el mundo no se detiene y que nosotros crecemos a la par de nuestros pequeños. 

¿Te gusta "La mamá de Sara"?
Inscribe acá tu mail para recibir notificaciones de mis entradas y mi boletín de noticias.
Delivered by FeedBurne 

24 mayo 2012

Sin prisa



Me encanta ver crecer a Sara. Disfruto ver sus fotos de cuando era una bebé y compararlas con las que tengo ahora que está a punto de ser una niña. Ayer precisamente miraba algunas de ellas. Fotos de cuando tenía solo 4 meses. La recordaba pequeña, hermosa, con una sonrisa enorme, con unos cachetes gigantes, sin un pelo en la cabeza y llena de rollitos por todas partes. 

La miro, ahora dormida aquí a mi lado, y me parece mentira que este tan grande. Repito: me encanta ver como está creciendo. Y tengo que reconocer que, aunque cada uno de sus avances me llena de felicidad y orgullo, no tengo ninguna prisa de que crezca y deje de ser mi pequeña. Tal vez por que tengo la certeza de que cada uno de los momentos de este tiempo que estamos viviendo a su lado, no se repetirá jamas. Entonces he decidido disfrutarlo todo, sin apresurar nada de nada. 

Así se me han pasado estos, casi, dos años. Y a medida que avanza el tiempo, confirmo mi teoría de vivirla, a medida que crece, sin ninguna urgencia ni prisa. Disfrutando las cosas buenas, las buenísimas y las que, a ojos de los demás, no lo son tanto. Viviendo el día a día, el presente, las trasnochadas, los cambios de pañal, los berrinches (que ya están llegando), los balbueceos, las palabras, las frases, su carácter, su energía, su voluntad.

Lo repito otra vez: no me interesa que Sara crezca. O mejor dicho, no me interesa que crezca más rápido de lo que tenga que crecer, cumpliendo expectativas ajenas sobre lo que tiene o no que hacer a su edad. Por eso, no me preocupa mucho si se supone que debe hablar ya o si, según algunos, le llegó la hora de dejar el pañal. Mi único interés es dejarla que avance a su ritmo, que descubra el mundo como ella quiera. Que madure y supere las etapas a su debido tiempo, sin presiones ni expectativas sobre dimensionadas. Mi único fin es ser su mamá y que ella sea mi hija, hoy y ahora. Mañana...mañana será otro día.

¿Te gusta "La mamá de Sara"?
Inscribe acá tu mail para recibir notificaciones de mis entradas y mi boletín de noticias.
Delivered by FeedBurne 

09 abril 2012

Buen balance

Hace un año para estas fechas estaba terriblemente agotada. Los días de descanso de semana santa habían sido una autentica prueba de resistencia física y emocional. Hoy el balance es bastante diferente. Hemos disfrutado de 4 días en familia casi perfectos: salimos de paseo, fuimos al parque, vimos películas, nos dormimos temprano y tratamos de levantarnos tarde, visitamos amigos y familiares, y tuvimos uno que otro almuerzo en absoluta tranquilidad. Lo cierto es que los momentos de estrés fueron mínimos, y pudimos disfrutar de cada segundo juntos, los tres, con planes para la pequeña y planes para nosotros, sin carreras, sin expectativas demasiado altas, viendo transcurrir los días con tranquilidad, a nuestro ritmo, al ritmo de Sara, sin presiones y felices. ¡Que distinto de la semana santa pasada!

Si reviso, la situación sigue siendo muy parecida a la de hace una año, pero en definitiva nuestra actitud frente a muchas cosas ha cambiado, y eso, sin duda, es lo que ha hecho la diferencia. Nos hemos convertidos en unos padres más tranquilos y seguros, y tenemos nuestros roles y rutinas definidos y asumidos. Mi esposo ya no teme quedarse solo con Sara. Y yo no temo salir porque sé que los dos la pasan fenomenal juntos. Esto nos ha permitido reconquistar espacios de cada uno por separado, para ir al gimnasio, hacer una vuelta o salir a tomarse un café con algún amigo. Pero también hemos aprendido a disfrutar de nuestro tiempo juntos, como una familia de tres. Parecerá un poco extraño lo que digo pero lo cierto es que llevábamos mucho tiempo siendo solo dos y la llegada de un tercero implico un proceso de re-acomodación en toda nuestra vida, en nuestros días, en nuestras noches, en nuestra visión como pareja y en nuestra manera de vivir la vida juntos, ahora con una bebé. 

Por otra parte, también Sara ha crecido y, aunque sigue siendo igual de demandante y activa, ya es una personita con gustos bastante definidos, que se comunica, que comprende, que comparte con nosotros, que nos llena de besos y abrazos mil veces al día, y a la que conocemos y sabemos muy bien como atender y manejar. Los bebés son hermosos pero para nadie es un secreto que no pueden expresarnos sus cariño y amor con tanta claridad como un niño mayor, lo que muchas veces hace la labor de cuidarlos y atenderlos más difícil y hasta frustrante, ya que no vemos una recompensa palpable de nuestro trabajo. Con 20 meses, Sara ríe, habla en su media lengua, nos da besos, abrazos, baila, zapatea y hace cada cosa que nos llena de felicidad, de satisfacción y nos hace olvidar de inmediato el cansancio y el agotamiento. 

También siento que yo misma he comenzado a ver todo con nuevos ojos. Volver al trabajo me ha hecho centrarme más en disfrutar de mi hija y de mi esposo cuando estamos juntos, sin poner tanta atención en cosas que antes me mortificaban y preocupaban. El tiempo sigue siendo apretado, de hecho ahora es más escaso que nunca. Pero, tal vez por eso mismo, trato de afrontar los momentos difíciles con tranquilidad y hasta con humor. Siendo como soy, a veces me cuesta relajarme y deconectarme. De hecho me he descubierto a punto de armar una tormenta en un vaso de agua cuando no vale la pena, simplemente porque estoy estresada o molesta por una pequeñez. Entonces, la mayoría de las veces, respiro, sonrío y sigo adelante, convencida de que lo más importante es disfrutar del momento, sin fijarme si el cuarto esta desordenado, o si no alcance a ir a la peluquería, o si Sara regó la papilla, o si se nos hizo tarde. Al final, todo pasa a un 2do plano, si tengo claro que lo importante es disfrutarnos mutuamente, ahora, en este momento. 

En conclusión, hoy les puedo decir, que estos fueron unos buenos días, con tiempo para mi, para mi hija, para mi esposo, para los amigos, para mi tribu, con muchas risas, comida deliciosa, abrazos, buena compañía, descanso, relax, cero prisas, mucho disfrute. Hoy les puedo decir, lo que hace un año no pude: esta fue una feliz semana santa.
¿Te gusta "La mamá de Sara"?
Inscribe acá tu mail para recibir notificaciones de mis entradas y mi boletín de noticias.
Delivered by FeedBurner
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Lilypie Breastfeeding tickers

Yo