Sara pronto cumplirá sus 4 años. Está emocionada. Ya tiene conciencia de lo que significa. Sabe que está creciendo y eso la llena de una especie de "felicidad ansiosa-nerviosa". Sabe que pronto ya no habrá más jardín, que sus amigos de siempre ya no estarán ahí a diario y que se tendrá que enfrentar a otras experiencias en el colegio grande. Sueña con aprender italiano e inglés. Y con vestir uniforme por primera vez. Tiene plena consciencia de que realmente ya no es más una bebé. Pero no piensa mucho en lo que deja atrás. Como todos cuando niños, tiene mucho afán por crecer. Su cierre es fácil, natural. No tiene tantos apegos. Está feliz de volver a comenzar.
Yo, por mi parte, ¡pronto cumpliré 4 años de ser mamá! 4 años que parecen una eternidad, una montaña rusa emocional, demasiadas cosas sentidas, vividas y aprendidas. Y ahora, es para mi también un nuevo comienzo. Ya no soy más la mamá de una bebé. De hecho, a veces creo que soy la mamá de una pequeña niña con rasgos muy pre-adolecentes. La maternidad para mi ahora es una aventura distinta, a ratos más difícil, inmensamente retadora pero también igualmente placentera. Una tarea constante de equilibrio entre mis necesidades como individuo y mis responsabilidades como madre, con reflexiones complejas, llena de voluntades y deseos enfrentados con una niña llena de determinación, carácter, claridad y ternura. Con un control diferente sobre las cosas (para mi que soy una controlador empedernida) o, de hecho, sin mucho control. Consciente de mi rol de madre pero también de las necesidades y responsabilidades que tengo conmigo misma como mujer. Con nuevos retos profesionales (cambio pronto de trabajo), con mucha felicidad pero también llena de nostalgia y algo de melancolía.
Así que estamos ad portas de terminar un hermoso ciclo. Es tiempo de cierres, de balances, de tener el corazón abierto y los sentidos despiertos, de agradecer, de dar amor, de estar felices por los lazos construidos, por todo lo entregado y todo lo vivido, recibiendo con muchas ganas lo nuevo que la vida tiene para nosotras. Plenas y a la expectativa por todo lo que nos espera.
Otro capítulo en el libro de la vida que concluye, pero hay que dar vuelta a la hoja para recibir las nuevas sorpresas que el destino nos depara.
ResponderEliminarFelicidades a la pequeña (ya no tanto) Sara, nena-pre-adolescente adorable de carácter singular :D
y felicidades a tí mamá de Sara, amiga del alma, sigue creciendo y aprendiendo :D
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