Nostalgia

El tiempo pasa y Sara crece. Ayer la miraba mientras gateaba detrás de sus primitos y solo pensaba: "Dios, como está de grande mi bebé... Dios, no pueder ser: ya casi no es una bebé".  Y de manera inmediata sentí una profunda nostalgia de aquella bebita que casi no se movía, que abría los ojos muy rara vez, que no se parecía a nadie más que a ella misma, que amaba dormir horas enteras, que necesitaba estar pegada a su mami, literalmente, las 24 horas del día. 

Intenté recordarla. Intenté recordar aquellos días, mis primeros días de mamá, los primeros días de su vida. Y, tengo que reconocer con más nostalgia y algo de tristeza, que no recuerdo nada en detalle. Más bien vienen a mi un montón de sensaciones, sentimientos: mucha felicidad, angustia por momentos, cansancio por montones. Menos mal existen las fotos por que sin ellas me es casi imposible construir una imagen mental de mi y de Sara durante esos primeros meses. Por alguna extraña razón, se quedaron guardadas en mi mente y en mi corazón un batallón de sensaciones pero muy pocas imágenes. Ahora, la miro, acá a mi lado, y la nostalgia crece. Me hace muy feliz verla tan viva, tan ágil, con ganas de salir corriendo detrás de todo....y no puedo evitar pensar de nuevo: "ya casi no es una bebé"....y la nostalgia crece aún más. Sin razón, la extraño. Extraño a la recién nacida Sara, a la criatura frágil que pesó algo mas de 3 kgs pero que, irónicamente, no puedo recordar claramente. Extraño su llanto que era más agudo, más intenso, diferente. Extraño su pasividad, sus orejas sin aretes, sus manitos cerradas y heladas. Su cuerpecito delgado y su cabecita débil e inestable. 

Hoy disfruto y adoro a la niña curiosa, activa y atrevida que es Sara....pero extraño a mi bebé...extraño a mi pequeña bebita Sara.