Nos cuesta confiar. Confiar en nosotros mucho, pero más, confiar en nuestros pequeños. No se nos cruza pensar que ellos llegan a este mundo sabios, si sabios y claros, mucho más que nosotros. Y que solos, con mucho amor y poca intervención de nuestra parte, pueden crecer de manera adecuada y saludable. Tenemos tan grabado en la cabeza que no pueden, que no saben cómo y que nos corresponde "educar", que se nos olvida que educar no es llenarlos de nuestras reglas y deseos, sino darles amor sin medida, contención y libertad. Por que educar es también confiar, confiar sinceramente en su conexión y sapiencia natural.
Pero es difícil...casi imposible porque no nos parece razonable que estos seres tan pequeños tenga la capacidad de avanzar sin que nosotros les digamos cual debe ser el siguiente paso. Somos tan arrogantes y no nos damos cuenta. Nuestro ego nos domina y de paso los aplasta ellos. No confiamos y no los dejamos ser.
Y lo cierto es que nos cuesta creer que no necesitan que les enseñemos casi nada, mucho menos a dormir, a dejar los pañales o a comer. No entendemos que sea posible que después de dormir tres años en la cama de papá y mamá un día se levanten pidiendo su propio espacio su propio cuarto. No consideramos que ellos puedan, simplemente, manifestar un día que no quieren usar nunca más un pañal, que ya estuvo bueno de la teta, por que para la mayoría de nosotros, ellos no tienen esa capacidad de autoregularse.
Entonces vamos por esta vida de padres en una lucha eterna contra ellos. Comparándolos con tablas que no nos dicen la verdad, llenas de estándares que no pueden a aplicarse a nuestro hijo, que es único e irrepetible. Siguiendo consejos que desconocen su naturaleza. Haciéndonos los sordos y los ciegos a sus señales, a lo que nos dicen con su comportamiento, con sus llantos y sus enfermedades. Mirando para otro lado, aplicando el "deber ser" por que sí, sin la capacidad de dejarlos fluir, y al mismo tiempo, fluir con ellos, aprendiendo con humildad lo que nos vienen a enseñar. Confiando y reconociendo, con el corazón abierto, que ellos son los verdaderos maestros. Entendiendo que necesitamos urgentemente aprender a confiar.
Creo que nos cuestan tanto porque si no confiamos en nosotros mismo no podemos hacerlo con los demás.
ResponderEliminarPor otro lado tenemos tanta prisa porque avancen y crezcan... en este mundo acelerado.
Deberíamos parar, mirarlos y aprender nosotros de ellos.
Un abrazo
"Parar y mirarlos", que buen consejo Carol. Gracias por leerme y por comentarme, siempre. Un abrazo.
EliminarMuy cierto Zary, que ellos son nuestros maestros y nosotros sus alumnos, gracias por recordárnoslo
ResponderEliminar;) Un abrazo profundo!! Cómo va la paciencia? Un beso!!
EliminarMeencantó Zary.. muy bueno y acertado tu análisis.. y tna difícil de poner en práctica, porque implica desaprendernos a nosotros mismos, desconectarnos del sistema y reinventarnos... no es fácil, pero poco a poco y gracias a reflexiones como ésta tuya de hoy, nos vamos haciendo camino hacia ese desaprendizaje tan necesario para educar en sintonía, respeto y confianza.
ResponderEliminarGracias Cata.. poco a poco vamos construyendo el camino que necesitamos. Gracias por estar a mi lado.
EliminarCuánta razón tienes!! y es muy conveniente recordarlo a menudo para no perder el norte. Realmente necesitamos muchísimo confiar en ellos.
ResponderEliminarGracias por este Post, lo necesitaba y me ha hecho pensar profundamente.
Un beso
No sabes lo feliz que me hace que las ideas que rondan en mi cabeza y que no me dejan dormir encuentren eco en las cabezas de los otros, en tu cabeza y que lleguen el momento preciso, casi como telepatía, como una conexión especial que nos une y nos hermana. Un abrazo profundo, cómo va la espera?
EliminarQue buen post, sirve para reflexionar.. saludos!!
ResponderEliminarGracias!!!
EliminarComo han dicho mis comadres... deberiamos ser más como ellos y menos como nosotrod, los adultos! un besazo!
ResponderEliminarSeríamos más honestos, más sabios y más felices!! Un beso!!
EliminarZary, qué buena reflexión :) Creo que estoy dejando ser más a mi segundo hijo que al primero. Con Ignacio quería que crezca y con Gabriel es todo lo contrario por eso le doy su tiempo para que él decida cuándo dejar el pañal, por ejemplo.
ResponderEliminarQue buena decisión amiga!! Disfrútalos y confía en ellos, que el tiempo pasa rápido, demasiado rápido. Besos.
EliminarHermosa reflexión.el amor es querer el bien de la persona amada y eso está limitado por Nuestras propias experiencias.
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