La lluvia nos acompaña a diario estas dos últimas semanas. La lluvia y también la tormenta. Y hace dos días, después de llegar a casa, se desató una muy fuerte, llena de relámpagos y muchos truenos que te asustaron. Nunca habías visto nada igual. Y fue extraño verte decir que sentías miedo. Fue extraño verte miedosa cuando normalmente eres una niña temeraria, que no mide, que se abalanza.
Entonces decidimos sacarte de donde estabas, subir la cortina y asomarnos contigo a la ventana. Decidimos ayudarte a descubrir la tormenta, a conocerla, a hacerla tu amiga, para despertar a la belleza de esa furia desaforada, a la armonía en los truenos, al brillo de la luz que salía de repente del cielo, luz mágica que te hacía brillar e iluminaba toda la casa.
Y aprendiste que existe el miedo, y no tuviste reparo en decirlo. Pero también descubriste que sentirlo está bien y es natural. Y que más allá del miedo hay montones de cosas por vivir y disfrutar. Más allá del miedo esta la sonrisa, el asombro, el disfrute simple, el conocimiento, la magia. El miedo es la frontera interna que nos separa de todo eso. Una frontera personal a la que solo nosotros le damos poder. Una frontera que no es más que una invitación a crecer, a vencer, a movernos, a tomar decisiones. Descubriste que tiene un sabor agridulce, y que dependiendo de lo que hagas, éste se torna dulcísimo y nos permite disfrutar al máximo la vida.
Descubriste el miedo y lo venciste. Y luego la atormenta se convirtió en una fiesta, llena de risas, esperando cada destello y cada trueno, contando las gotas de lluvia, imaginado un lago inmenso en medio de la calle, los tres juntos, mirando a través de la ventana.
Descubriste lo que realmente es el miedo... y de paso, en el momento más indicado, me ayudaste a recordarlo.
Gracias y bienvenida!!! Esta es tu casa también. me paso ua por tu blog!! :)
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