Hace un año exactamente escribía sobre un nuevo comienzo. Dejaba de ser mamá en exclusiva para comenzar a trabajar fuera de casa, otra vez. Hoy miro atrás y me parece increíble que haya pasado tanto tiempo. Ha sido un suspiro. Y, la verdad, estoy feliz. Me encantaría volver a estar en casa, no lo niego. Sara aún me hace falta. Muchas veces al medio día sueño con quedarme con ella la tarde entera en la casa, dormir juntas una larga siesta y sacarla al parque a diario, como en otras épocas. Creo que este sentimiento, siempre va a estar en mí, nunca va desaparecer.
Sin embargo, este año como mamá que trabaja fuera de casa ha sido inmensamente enriquecedor. Yo le he vuelto a coger el gustico al ambiente laboral. El trabajo ha sido una oportunidad maravillosa para crecer en muchos aspectos, para reconocerme feliz en otros ambientes, productiva, creativa, fuerte. Descubriendo y reafirmando habilidades, aprendiendo de los errores, aceptándome imperfecta, aprendiendo a soltar, a vivir en el aquí y el ahora, a "estar" a confiar. Disfrutando nuevas amistades que me llenan de luz y buenas energías.
Y cuando miro en retrospectiva, recuerdo los miedos y las dudas que tenía. Lo que nos costo la separación, los días de tristeza infinita, y como poco a poco, la mayoría de esos sentimientos se fueron desvaneciendo. Como recuperé los espacios perdidos, como hemos podido compensar ciertos tiempos. Como todas las fichas se fueron reacomodando para encontrar un nuevo lugar con otros significado, conservando el vínculo y el amor, acompañándonos mutuamente en el proceso, con toda la conciencia posible, con paciencia, con respeto. Sin renunciar a este blog, a mis otros y nuevos proyectos, sin renunciar a mi maternidad y a mi hija. Haciendo ajustes, transnochando, corriendo, con días de no dar más, pero también segura, convencida y, al final de cuentas, feliz.
Hoy somos otras, o mejor, somos las mismas pero distintas. Con otras preocupaciones y ansiedades. Con una comunicación diferente, comenzando a vivir nuevas y emocionantes etapas. Vinculadas, conectadas aún, pero cada día menos fusionadas. Con ritmos distintos, rutinas nuevas, sin muchas certezas, o más bien con la certeza de que no hay certezas. Y de que ha valido la pena. Con lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo. Ha valido la pena. Y aquí estamos en el camino, satisfechas y con ganas de seguir enfrentando todos los cambios que nos esperan.
Zary ... Pues cuanto me alegra que hayas encontrado el tan anhelado equilibrio laboral, personal y familiar; esa verdadera conciliación de tus deseos... creo firmemente que todo es cuestión de actitud. Un abrazo apachuchado
ResponderEliminarBueno, lo he llevado bine y el balance es bueno, pero aún no canto victoria!!! Y si, todo es cuestión de actitud!! Besos gigantes para ti!!
EliminarLo importante es tratar de compartir tiempo con la familia y a la vez tener la misma responsabilidad laboral :)
ResponderEliminarLo importante es la manera de ser tu misma y vivir la vida que tienes como un regalo, a plenitud!! Gracias por leerme y escribirme!!
EliminarEs admirable la manera en que has logrado conciliar todo, ojalá algún día pueda tener tu organización, te admiro preciosa :)
ResponderEliminarNo es una conciliación perfecta, pero es la que he logrado, y me siento privilegiada. Besos y abrazos mi querida amiga.
EliminarBienvenido!!! Lindas fotos!!
ResponderEliminarHola Zary, te he dejado un premio en mi blog, recógelo cuando quieras, besos!!!
ResponderEliminarMil gracias!!!
EliminarGenial, es muy interesante lo que escribes!!
ResponderEliminarQue bueno que te guste!!
EliminarMe alegro que te sientas bien con las decisiones tomadas y que hayas podido conciliar. Y sé que ha funcionado porque eres una mujer maravillosa en todos los aspectos :)
ResponderEliminarGracias Oli, no tengo más que agradecimientos paraati, por quererme y leerme tan fielmente. Besos.
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