Estaba en mora de contarles como ha avanzado la operación ducha con Sara. La última vez que escribí del tema fue en septiembre del año pasado (puedes leer el post acá), cuando logre unas cuantas victorias en mi meta de pasarla de la bañera a la ducha, después de varios intentos fallidos. Ahora las cosas son bastante distintas. Esa niña temerosa e insegura, que se pegaba como garrapata a mí, apenas sentía el ruido del agua, ha desaparecido por completo. Ahora Sara entra al baño con mucha confianza, dispuesta y muy feliz. Dice "agua, agua", cada 5 segundos, y disfruta con los paticos de hule, los tambores acuáticos y hasta con los frascos de champú. La cosa ha cambiado tanto que hasta me atrevería a decir que el baño se ha convertido en uno de los mejores momentos del día.
La mayoría de las veces la baño con la ducha de mano, la enjabono y le lavo el pelo. Mientras, ella se ríe, me habla y juega con alguno de sus juguetes. Realmente todo el operativo no dura más de 5 minutos pero Sara lo adora. Otra veces, nos bañamos juntas y ahí si disfruta mucho más. Nos encerramos en el baño y abrimos la ducha con agua caliente. En menos de nada todo se llena de vapor y el ambiente se torna cálido y acogedor. Cierro el desagüe para que el agua comience a llenar la tina. A ella le emboba mirar las gotas que salen de la ducha y que caen, como si fuera una suave lluvia. Me encanta ver como las observa con fascinación y muere de risa intentando agarrarlas. Después, a lo que vinimos: jabón, champú, bálsamo (de mamá). Luego, mientras yo me baño ella simplemente disfruta. Se sienta en la tina, chapalea, se sonríe. Sumerge sus manitas en el agua, ahoga y rescata, una y otra vez, a los patitos juguete y las maracas. Se acuesta, se estira, hace como que nada. Se sorprende con la espuma, con el panel de vidrio empañado, con el ruido del agua, con su ombligo, con el mío. Toca los tambores, tumba el jabón, intenta peinarse. Disfruta y me sonríe, y yo quedo absolutamente enamorada.
Hace unos meses nunca hubiera imaginado que Sara llegaría disfrutar tanto de este momento. La operación ducha se ha convertido en la más emocionante y divertida aventura. Ella, poco a poco, se ha apropiado del espacio, ha aprendido a disfrutarlo, se ha familiarizado con la rutina y con los ruidos. Ahora le encanta el chorro de agua calientita que antes la aterraba. La cargo y cierra sus ojos, mientras disfruta sentir el agua que le cae, primero en la cabeza, luego, en la espalda. A veces, ni siquiera espera que llegue la hora de bañarla, sino que se levanta y comienza a gritar en su media lengua y a señalarme con su dedito el baño. Cuando entra, emocionada me mira y se levanta la camisa, como diciendo: "quítamela, que ya me quiero bañar". La miro y solo puedo pensar que ha cambiado y crecido mucho, y que soy una madre realmente afortunada por estar junto a ella, de mente y cuerpo presente, durante todo este tiempo.
La mayoría de las veces la baño con la ducha de mano, la enjabono y le lavo el pelo. Mientras, ella se ríe, me habla y juega con alguno de sus juguetes. Realmente todo el operativo no dura más de 5 minutos pero Sara lo adora. Otra veces, nos bañamos juntas y ahí si disfruta mucho más. Nos encerramos en el baño y abrimos la ducha con agua caliente. En menos de nada todo se llena de vapor y el ambiente se torna cálido y acogedor. Cierro el desagüe para que el agua comience a llenar la tina. A ella le emboba mirar las gotas que salen de la ducha y que caen, como si fuera una suave lluvia. Me encanta ver como las observa con fascinación y muere de risa intentando agarrarlas. Después, a lo que vinimos: jabón, champú, bálsamo (de mamá). Luego, mientras yo me baño ella simplemente disfruta. Se sienta en la tina, chapalea, se sonríe. Sumerge sus manitas en el agua, ahoga y rescata, una y otra vez, a los patitos juguete y las maracas. Se acuesta, se estira, hace como que nada. Se sorprende con la espuma, con el panel de vidrio empañado, con el ruido del agua, con su ombligo, con el mío. Toca los tambores, tumba el jabón, intenta peinarse. Disfruta y me sonríe, y yo quedo absolutamente enamorada.
Hace unos meses nunca hubiera imaginado que Sara llegaría disfrutar tanto de este momento. La operación ducha se ha convertido en la más emocionante y divertida aventura. Ella, poco a poco, se ha apropiado del espacio, ha aprendido a disfrutarlo, se ha familiarizado con la rutina y con los ruidos. Ahora le encanta el chorro de agua calientita que antes la aterraba. La cargo y cierra sus ojos, mientras disfruta sentir el agua que le cae, primero en la cabeza, luego, en la espalda. A veces, ni siquiera espera que llegue la hora de bañarla, sino que se levanta y comienza a gritar en su media lengua y a señalarme con su dedito el baño. Cuando entra, emocionada me mira y se levanta la camisa, como diciendo: "quítamela, que ya me quiero bañar". La miro y solo puedo pensar que ha cambiado y crecido mucho, y que soy una madre realmente afortunada por estar junto a ella, de mente y cuerpo presente, durante todo este tiempo.
Mi porota todavía le tiene un poquito de miedo a la ducha. De momento le damos baños de tina y de vez en cuando y cuando en vez, con la ducha de mano la intentamos mojar, hay días que le gusta, y otros que se asusta.. creo que es el ruido lo que la perturba. Son etapas no? antes le tenia iedo a la tina, y de a poquito intenta superguir su carita en en agua.
ResponderEliminarsaludos
Definitivamente son etapas Elisa. Lo importante es que no desistas en tu intento. Es un tema de que se familiaricen con el espacio y la rutina. Gracias por pasarte por acá!!
EliminarClaro que si sos muy afortunada! El momento del baño se volvió un verdadero placer! Cuanto me alegra que lo disfruten tanto! Un cariño enorme
ResponderEliminarUn beso!!! Nosotras también te queremos mucho!!
EliminarQué bien, Zary! nosotros también ya logramos bañar a Gabielin en la ducha. Aunque igual prefiere que yo me bañe con él ;-)
ResponderEliminarMe la imagino jugando, que hermosa :D
Sara también prefiere bañarse conmigo!!! Si está preciosa!! Un abrazo!!
EliminarY también tú mi querida Zary, eres una mamá completamente diferente, más confiada, más segura, que disfruta más cada experiencia, que se recrimina menos y se exige menos también.
ResponderEliminarTambién tú has crecido mucho! :)
Es cierto Oli. Lo correcto sería decir: como hemos crecido!!! Gracias por hacerme caer en cuanta!! Un abrazote!!
EliminarClaro que eres una mamita muy afortunada, bueno, lo somos, poder ver los avances de nuestras peques es el mejor regalo del mundo!
ResponderEliminarQue rico que Sara disfruta su baño. me hace pensar en mi Any, sabes? En diciembre estuve de visita en otra casa y alli no habia tina asi que tuve que bañarme con ella en la ducha, en ese momento pense en tus post de Operacion ducha y en que de pronto se asustaba, pero lo gozo un monton!!! :)
Abrazos.
PD: Ahi voy de a poquitos actualizandome en tus posts!
Que bueno que le encantó!! Gracias por pasarte por acá. Te había extrañado. Y mucha suerte en todo!! Un abrazo gigante!!
EliminarQué hermoso y enternecedor relato! ellos van cambiando todo el tiempo en sus costumbres, sus temores.. nuestro reto es saber acompañarlos en todo momento y mostrarnos pacientes, que todo llega. Me alegra que disfruten de ese manera a la hora del baño.
ResponderEliminarCariños!
Muchas gracias por tus lindas palabras María!! :)
EliminarSi es que van creciendo y cambiando constantemente. Cuanto me alegro de que disfrutéis tanto de ese momento.
ResponderEliminarUn abrazo
Si, la verdad es que se está convirtiendo en el mejor momento del día!!!
EliminarZary me encanta que la hora del baño se haya convertido en una fiesta!! Es muy agradable sentir complicidad en ese momento tan íntimo y a la vez escuchar las risas y los chapoteos!!!
ResponderEliminarNosotras hemos empezado a alternar el baño con la ducha... porque me ve a mí y quiere hacer lo mismo! O_=
Un besote!!
Que linda!! sara esta igualita imitando todo lo que hago!! Disfruten ustedes también del baño!! Besos!!
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